Friday, March 30, 2018

Yo lo he vivido


He vivido la infancia y gran parte de la adolescencia en El Estrecho. Comunidad fundada, en la orilla del río Putumayo, por mis antepasados murui muinane hace más de medio siglo. Tengo reciente en mi memoria la abundancia de alimentos que proveía el río, cochas, quebradas y del bosque traían consigo carne fresca, abundante leña y frutos que mis papilas gustativas extrañan a menudo. Los conocimientos de los pueblos originarios de este lugar ayudaban a la comunidad a permanecer en el prolífico camino del bienestar duradero. 

En más de 1200 kilómetro de largo del río en territorio peruano, en los años 80, la única escuela secundaria conocida estaba ubicado en el Estrecho, en la mitad de la cuenca. La mayoría de padres hacían largos viajes llevando a sus hijos a la escuela. A veces dos, uno para ir y otro para regresar con los párvulos a casa. Íbamos a estudiar sin zapatos, sin uniforme, con un lápiz y un cuaderno. No era obligatorio. Algunos libros nos hacían descubrir que no éramos los únicos individuos en este mundo y que en otras latitudes existían países y ciudades con rascacielos, avances importantes y culturas diferentes. Los niños y jóvenes que provenían del interior de la cuenca sufrían mucho más de los que vivían en la Comunidad. No tenían asegurado la alimentación diaria, no tenían vivienda ni custodia oportuna y responsable. La reciprocidad de los anfitriones originarios era insuficiente frente a la progresión aritmética de la colectividad estudiantil.

Los frutos nunca han sido del todo muy dulces. Menos de la mitad lograban terminar la secundaria, esta población seguían los pasos de sus padres combinando una formación básica de las ciencias y las artes occidentales con la horticultura y otras prácticas tradicionales. Un puñado lograron salir más allá del territorio ancestral para estudiar alguna carrera profesional, muchos no volvieron. No hubiera sido posible hablar de estas hazañas sin la ayuda, digno de ensalzar, que recibimos de Dios a través de los misioneros y misioneras cristianas que se han asentado en el lugar en los tiempos fundacionales. La cofradía ayudó, en aquel entonces, con liderar la educación en la zona –incluyó también la donación de útiles escolares, tutoría y otros pertrechos en nombre de los santos evangelios–. Desde hace muchos años hasta el día de hoy viene siendo liderado por la hermana María Guadalupe del Buen Pastor. 

Esta pequeña narrativa nos dice que el periplo de los pueblos indígenas –que viven según el INEI en la condición de extrema pobreza– hacia el horizonte del bienestar vernacular o buen vivir a la luz del avance de las ciencias y las artes globalizadas definitivamente necesita de un punto de apoyo, necesita de un apuntalamiento. La guerra que el mundo le ha declarado al calentamiento global y los ingentes recursos económicos que viene siendo destinado en su primera fase no debe dejar de financiar el desarrollo humano y social de los pueblos indígenas y ribereños. Necesitamos urgentemente de un ejército propio no solamente para sostener proyectos conservacionistas sino para la defensa del bosque con un enfoque de territorio frente a la deforestación, degradación, contaminación, tráfico de tierras para ser convertidos en predios privados y luego en monocultivos.

Sin embargo, sin la presencia preponderante, concreta y transparente del Estado en este escenario no habrá delectación sino decepción.

Saturday, March 03, 2018

Estela de muerte de las inversiones en Loreto

El Estado peruano nunca ha sido amigable con la milenaria vocación de los pueblos indígenas de defender el territorio ancestral para garantizar la vida y reproducir la cultura propia. El odio y la barbarie más dolorosa después de la vorágine del caucho (final del siglo XIX e inicio del siglo XX) ha sido perpetrado –por la represión más brutal– en la curva del diablo (Bagua, 5 de junio 2009). Estos dos luctuosos acontecimientos demuestran que si el Estado podría hacerlo ya hubiera aniquilado a los pueblos indígenas amazónicos para hacerse libremente y sin obstáculos de los recursos naturales. Aunque los pueblos indígenas estuvieron siempre de pie el saqueo de la amazonía no se ha detenido en ningún momento, dejando a su paso una estela de muerte que ha dado origen al fortalecimiento de las organizaciones indígenas y de nuevos liderazgos para defender los derechos colectivos y fundamentales e inmortalizar la grandeza de la historia de los pueblos. Entonces, nació también la Ley de Consulta Previa con el objetivo de poner fin a la escalada de los conflictos sociales y armonizar el ejercicio de los derechos colectivos con las prioridades de los proyectos de inversión a través de la generación de acuerdos resultantes del diálogo y el consentimiento.

El desarrollo de la Ley de Consulta Previa, la vigencia del Convenio 169 de la OIT, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otras normas y tratados –de los cuales el Perú es signatario– no han logrado frenar el atropello de los derechos colectivos y fundamentales. La hegemonía del poder económico ha dictado a los operadores del legislativo y ejecutivo diversos mecanismos orientados a flexibilizar o debilitar el rol de las instituciones públicas en materia de fiscalización, sanción y tutela de las salvaguardas sociales y ambientales (instituidos para proteger derechos y frenar el cambio climático). Desde entonces, el Estado está siendo arrastrado por el liberalismo cerril, radical y beligerante.

Los hechos que sostienen nuestra observación están relacionados principalmente con la implementación y encaminamiento de proyectos extractivos (principalmente petróleo), construcción de la carretera Iquitos – Saramiriza, Línea de Transmisión Moyobamba – Iquitos, monocultivo (Grupo Melka), Hidrovía Amazónica, tráfico de tierras –miles de hectáreas de bosques de producción permanente se superponen a territorios ancestrales impidiendo la frontera de posesión– y la creación de parques nacionales o figuras similares de conservación sobre territorios ancestrales en agravio de la calidad de subsistencia de las poblaciones indígenas (Caso Parque Nacional Yaguas). 

La ausencia de un plan de remediación total de más de 190 puntos contaminados (identificados por OEFA) en el Lote 8 y Lote 192, la falta de acciones concretas sobre la demanda de compensación de daños a través de obras sociales y productivas, la demora de la reparación integral del Oleoducto Norperuano y la desatención inmediata con agua limpia para la población afectada por el derrame frecuente de petróleo constituye un vergonzoso monumento de la impunidad, engaño, codicia y aislamiento. La carretera Iquitos – Saramiriza ha sido impulsado por la pasión que el actual presidente de la república dice sentir por Loreto mas no por la urgente necesidad de levantar la capacidad de los deslucidos sectores productivos de la región. En consecuencia, Loreto podría convertirse en una réplica de la nefasta situación social y ambiental que ha llevado consigo la Interoceánica Sur (Madre de Dios). El proyecto Hidrovía Amazónica ha de definir su continuidad en lo que el EIA-d pueda dilucidar –en un proceso de consulta previa– respecto de los temores de los pueblos indígenas que se cierne sobre la dinámica de los ríos y la reproducción de las pesquerías que viene alimentando a miles de personas durante miles de años. Mientras tanto ORPIO ha presentado una solicitud de nulidad de la Resolución Directoral que aprueba el Plan de Participación Ciudadana del EIA-d por no haber considerado los acuerdos de la consulta previa para esta etapa.

Según los expertos el Proyecto Línea de Transmisión Moyobamba Iquitos no es la única alternativa para proveer la energía que se necesita. Con 499 millones de dólares que cuesta este proyecto se podría construir varios parques generadores de energía renovable (principalmente solar). La Sociedad Peruana de Energía Renovable sostiene que el Perú tiene abundantes condiciones y el MEM ha creado un marco normativo (DL 1002, 2008) promotor de las energías renovables no convencionales (RER). “El 45% de la energía proviene de fuentes renovables en Brasil y en el 2020 varios países de la UE prohibirán el consumo de energía generado por combustibles fósiles” por contaminar el medio ambiente. En el Perú existe hoy 4 parques eólicos en operación.

Las autoridades de Loreto deben planificar el desarrollo de Loreto de la mano con la sociedad civil a fin de lograr la sostenibilidad que todos esperamos.