El tablero peruano del poder.
El pueblo se conceptualiza, en la democracia liberal, como aquella institución social que concede poder al Estado; en sí, concede poder al gobierno.
El pueblo se conceptualiza, en la democracia liberal, como aquella institución social que concede poder al Estado; en sí, concede poder al gobierno.
La teoría de la democracia liberal separa a la nación en tres: pueblo, estado y gobierno.
Esta separación de fuerzas constituye la segregación de algo que naturalmente debe estar integrado y coherente.
El pueblo detenta el poder ostensible, el gobierno ejerce el poder real proveniente del pueblo.
El estado peruano es una máquina maniobrado por el gobierno.
El pueblo subordinado al gobierno y sin poder real representa la vigencia de la servidumbre, el olvido, el atropello y el insulto.
La estructura del Estado peruano está diseñado para el fomento del monopolio cultural, económico y político; contraviniendo el derecho de desarrollo de los pueblos y comunidades de una nación multicultural.
La gobernabilidad del estado peruano es una quimera mientras sea deficiente el ejercicio de los elementos democráticos como el derecho a la consulta, referéndum y transparencia en los asuntos públicos. Pues, estando aquellos sumisos a los intereses del poder real no habrá oportunidad de transición histórica del estatus político de la nación.
El pueblo adopta mecanismos de contrapeso de poder con el gobierno mediante las movilizaciones de fuerzas y otras veces con la insurrección. Por ejemplo, las movilizaciones sociales de los pueblos indígenas y comunidades en defensa de la vida ante la insoportable polución y el maquiavélico silencio del gobierno. En este proceso, las movilizaciones sociales de Bolivia no es ningún “fundamentalismo andino”.
Los efectos de una nación segregada: las decisiones del estado quebranta el estatus natural del pueblo, la sabiduría del pueblo y su legendaria diversidad no forma parte de la política de gobierno. El posicionamiento del gobierno ante temas estratégicos son inconsistentes debido a su origen autocrático y pseudo parlamentario; en consecuencia, cada sociedad construye su propia opinión sobre temas transcendentales como el agua, petróleo, gas, minería, madera, soberanía, legislación, integración, comercio internacional, seguridad ciudadana, etc. En tal sentido, existe creciente sub nacionalismo que explica la búsqueda de sobrevivencia de la identidad de cada segmento de clases. En contraposición, el gobierno se confronta con el pueblo diverso en los temas del petróleo, minería y madera, en el tema del agua, Tratado del Libre Comercio (TLC), reforma constitucional y el modelo económico del país.
Las concordancias con las posiciones del gobierno y las sociedades de la nación es un reto de incalculable trascendencia debido a su capacidad de cohesión y apertura del desarrollo esperado por todos.
Finalmente, el tema sobre la Reforma del Estado es inviable desde las perspectivas del gobierno aprista. Una reforma debe partir desde los fundamentos jurídicos y de valores; con la permisión social de todos los peruanos habitantes de la nación megadiverso y multicultural.
Jorge Pérez R.
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