“Los Secoyas Defendemos Nuestra Herencia Territorial y Cultural”
Airo Paipi ëseyë yeja cuine pa`iye ai yojua`i jeoañe
En la comunidad “Wajoya” ubicado en el margen izquierdo de la Quebrada “Santa María”, departamento de Loreto se llevó acabo el IV Congreso de la Organización Indígena Secoya del Perú – OISPE durante los días 3, 4 y 5 de diciembre de 2006 que reunió a líderes, mayores y autoridades comunales para reforzar el proceso de “defensa de la herencia territorial y cultural”.
La OISPE es una organización civil que agrupa ocho comunidades Secoyas con una población de 700 habitantes milenarios de la selva amazónica del noroeste peruano, territorios ricos en diversidad biológica y cultural. El pueblo Secoya concibe la “madre tierra” como el principio y fin cultural inspirada por la divinidad creadora del universo cuyo legado es naturalmente duradero y sujeto de supremos deberes y derechos.
Estas tierras de tantas alegrías, esperanzas y de inimaginables tesoros son leales testigos de la barbarie del proceso, aún vigente, de invasión, colonización y saqueo de los bosques amazónicos; así como del legendario y invariable valentía del pueblo Secoya atenuante de los crueles cohechos que abrió las puestas hacia un futuro con libertad, autonomía y desarrollo propio.
El 23 de marzo de 2006 el Estado peruano suscribió con Petrobras un contrato para 30 años de explotación de petróleo y 40 años de gas natural (lote 117). El centro del corazón del territorio ancestral de pueblos Secoya, Kichwa y Huitoto ha sido expuesto a la actividad humana que mayor catástrofe ha ocasionado a la amazonía peruana: la actividad petrolera.
Además, esta concesión no fue consultada previamente a los pueblos indígenas del lugar; en efecto, vulnera sus derechos territoriales e inherentes y se superpone a los principios de conservación de la diversidad biológica de la Zona Reservada Güeppi creada mediante Decreto Supremo 003-97-AG.
El pueblo Secoya hizo llegar numerosos pronunciamientos al Estado reafirmando su rechazo a la actividad petrolera en el corazón de su “madre tierra”; debido a su poder destructivo y oscuro precedente de pobreza consumada en los habitantes del río corrientes, pastaza y tigre. Mientras el Estado asuma su responsabilidad política y social, devuelva la libertad a su pueblo y promueva su bienestar.
Airo Paipi ëseyë yeja cuine pa`iye ai yojua`i jeoañe
En la comunidad “Wajoya” ubicado en el margen izquierdo de la Quebrada “Santa María”, departamento de Loreto se llevó acabo el IV Congreso de la Organización Indígena Secoya del Perú – OISPE durante los días 3, 4 y 5 de diciembre de 2006 que reunió a líderes, mayores y autoridades comunales para reforzar el proceso de “defensa de la herencia territorial y cultural”.
La OISPE es una organización civil que agrupa ocho comunidades Secoyas con una población de 700 habitantes milenarios de la selva amazónica del noroeste peruano, territorios ricos en diversidad biológica y cultural. El pueblo Secoya concibe la “madre tierra” como el principio y fin cultural inspirada por la divinidad creadora del universo cuyo legado es naturalmente duradero y sujeto de supremos deberes y derechos.
Estas tierras de tantas alegrías, esperanzas y de inimaginables tesoros son leales testigos de la barbarie del proceso, aún vigente, de invasión, colonización y saqueo de los bosques amazónicos; así como del legendario y invariable valentía del pueblo Secoya atenuante de los crueles cohechos que abrió las puestas hacia un futuro con libertad, autonomía y desarrollo propio.
El 23 de marzo de 2006 el Estado peruano suscribió con Petrobras un contrato para 30 años de explotación de petróleo y 40 años de gas natural (lote 117). El centro del corazón del territorio ancestral de pueblos Secoya, Kichwa y Huitoto ha sido expuesto a la actividad humana que mayor catástrofe ha ocasionado a la amazonía peruana: la actividad petrolera.
Además, esta concesión no fue consultada previamente a los pueblos indígenas del lugar; en efecto, vulnera sus derechos territoriales e inherentes y se superpone a los principios de conservación de la diversidad biológica de la Zona Reservada Güeppi creada mediante Decreto Supremo 003-97-AG.
El pueblo Secoya hizo llegar numerosos pronunciamientos al Estado reafirmando su rechazo a la actividad petrolera en el corazón de su “madre tierra”; debido a su poder destructivo y oscuro precedente de pobreza consumada en los habitantes del río corrientes, pastaza y tigre. Mientras el Estado asuma su responsabilidad política y social, devuelva la libertad a su pueblo y promueva su bienestar.
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