Por: Jorge Pérez Rubio
Más allá de que fue
constitucional o no la decisión del ejecutivo de disolver la composición del
reciente congreso de la república, ha sido pertinente. Ha sido necesario impedir
la secuencia de daños del nocivo cuerpo que se había enquistado dentro de la
estructura política y de poder y que estuvo a punto de hacer metástasis. La
mayoría de los peruanos elogia el hecho, celebra el acto de abatimiento y acaricia
con entereza el imbatible monumento creado en la memoria colectiva. No obstante,
reconocemos que la alegría de bienestar soñado es incierta.
Asentimos que no habrá
cambios en la política económica basado hasta ahora en la extracción de recursos
naturales de los territorios habitados por los pueblos indígenas y la consiguiente
contaminación, deforestación, degradación del bosque y el atropello de los
derechos colectivos y fundamentales. Estamos seguros que continuarán las
concesiones forestales ilegales en territorio de los pueblos indígenas en aislamiento
voluntario de Loreto. La intención de pasar al olvido la remediación y atención
integral e intercultural de las comunidades afectadas por la actividad
petrolera no dejará de salir de la zozobra a miles de personas. Se hará cada
vez más notoria la disminución de la importancia que el Estado da a la
Educación Intercultural Bilingüe en todos los niveles. La construcción de
carreteras sin ninguna rigurosa valoración económica, social y ambiental y el
dragado de los frágiles ríos Amazonas, Marañón, Huallaga y Ucayali en más de
una docena de “malos pasos” a través del Proyecto Hidrovía Amazónica, constituyen
en los hechos lo que dijo, post disolución, el presidente Vizcarra: “el modelo económico
no se tocará”.
La abundancia de comida
de la crónica del Fray Gaspar de Carvajal provenía de los ríos que hoy está en
los planes más controvertido y peligroso del Estado: el proyecto hidrovía
amazónica. La realización del proyecto propiciará, sin duda alguna, la crónica
de la miseria y del hambre. Miles de hombres y mujeres que tienen como legado
las provisiones materiales y espirituales de los ríos están asustados y
plantean un retroceso o replanteamiento del proyecto, en un momento donde el
EIA-d no es más que papeles, vacío de respuestas frente a las preguntas sobre
el dragado y las pesquerías y la posible distorsión del caudal de los grandes
ríos en agravio de las comunidades ribereñas.
Recientemente el
Ministerio del Ambiente dio pase al proyecto de Decreto Supremo que modifica el
Reglamento de la Ley N° 27446, Ley del Sistema Nacional de Evaluación de
Impacto Ambiental, aprobado por Decreto Supremo N° 019-2009-MINAM, que afecta
derechos indígenas de consulta previa de los estudios ambientales, territorio
ancestral y medio ambiente saludable. Estas formas legales recurrentes que
buscan el debilitamiento de los estándares sociales y ambientales para consumar
la destrucción de la amazonía están en marcha.
Nuestros abuelos nos
decían que debemos cuidar nuestro territorio por que bajo su protección y
proveeduría tendríamos larga vida, paz y sabiduría. Durante miles de años venimos
cumpliendo esta milenaria enseñanza. Cada vez cuidar el territorio es más difícil
frente a la avalancha de amenazas. Aun así, nuestro compromiso con nosotros
mismos y con el mundo es inflexible.
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