Friday, August 29, 2025

El hogar es todo nuestro territorio, la historia nos cuenta las colinas, las quebradas, los sitios sagrados.

 

El hogar es todo nuestro territorio, la historia nos cuenta las colinas, las quebradas, los sitios sagrados.

En el último semestre de este año visité varias comunidades de distintos pueblos indígenas de la selva del Perú, encontrando en cada gesto de hospitalidad y efusiva bienvenida una enorme expresión de reconocimiento, alegría, escepticismo, expectativa y esperanza. El preludio de toda solemnidad es siempre una historia bien contada por los mayores que involucra inevitablemente contextos de abundancia, violencia, escasez, visitas ilustres y hazañas que rompieron el cerco de la ignominia y dieron paso a la enhiesta mirada del porvenir. Esta línea de tiempo corresponde a un siglo de acontecimientos que labró la vida colectiva paso a paso, hasta el día de hoy. En la actualidad los pueblos indígenas que controlaban grandes extensiones de territorio amazónico hoy están confinados a vivir en comunidades al amparo de leyes que están siendo cada vez más antagónicas. La sobrevivencia de la cultura y de los conocimientos milenarios permanecerán vivos y vigorosos únicamente en la vasta naturaleza indómita. Esta reminiscencia de vida o muerte hizo posible acelerar la carrera hacia la recuperación y ejercicio del gobierno autónomo del territorio. Los pueblos Awajún y Wampis se dirigen con claridad hacia este horizonte abriendo trocha entre interminables marañas legales, sociales y políticas.

Cada día que pasa la maquinaria de tortura del Estado aprieta con más fuerza del pescuezo de los pueblos indígenas y de sus organizaciones. El aciago objetivo comulga estrictamente con los planes corporativos y del crimen organizado: destruir la herencia colectiva y abrir las entrañas de la amazonia hacia la industria de la materia prima y la formalización o reciclaje de grupos delictivos y consumación de la impunidad. El extractivismo en el Perú en territorio de los pueblos indígenas hubiera sido una apreciada oportunidad y de exorbitante aprobación si pudo haber sido responsable en materia social y ambiental. Una vez dijo un líder indígena que la actividad petrolera en la selva es como “flor de un día o pan para hoy y hambre para mañana”. El reciente auge de la minería ilegal en los ríos y quebradas es una dolorosa continuidad del flagelo que sufrirá por mucho tiempo el eslabón social más vulnerable: los pueblos indígenas.

Durante mi recorrido bajo el dosel de la casa grande encontré un mundo tal como describían oriundos y foráneos. Sitios altamente contaminados por la actividad petrolera donde la exuberante vida de antaño no volverá a florecer nunca. Riberas devastadas, árboles caídos y toda la cadena alimenticia envenenado por mercurio. Grupos armados clandestinos custodiando la comarca del patrón, tienes que identificarte para seguir o regresar de tu destino. Viudas y huérfanos desprovistos de opciones concretas de bienestar y de acceso a la justicia. Tantos otros daños que trae a la memoria la ilustración del paso de las hordas salvajes en las aldeas del medioevo y la ocupación sangrienta de la tierra de los apaches por el gobierno americano de entonces.

El hogar es todo nuestro territorio, la historia nos cuenta las colinas, las quebradas, los sitios sagrados. Si ellos mueren también moriremos, si tienen larga vida estas frondosas entidades el mundo no sufrirá el castigo de las calamidades naturales. Debemos cuidar de ellas con la proeza espiritual que confiere la coca, el tabaco, el toé, la ayahuasca. Debemos aprender y practicar las mejores enseñanzas de todas las culturas sin prescindir de lo nuestro. La interculturalidad no deberá propiciar el sincretismo ni ser la antípoda de la ciencia convencional, sino un proceso de aprendizaje común arropado de sabiduría ancestral. El progreso duradero y deslumbrante de un pueblo o una nación debe forjarse en la continuidad de su historia y cultura propia. Entonces, en armonía con esta entelequia no habrá punto de quiebre en el curso de los planes encaminado por los pueblos indígenas amazónicos, defenderemos siempre la herencia de nuestros antepasados.