Sunday, December 26, 2021

Qué podemos hacer para frenar el asesinato de líderes indígenas.

 

Por: Jorge Pérez Rubio

http://irapay.blogspot.com

 

Los pueblos indígenas amazónicos están avanzando en el plan intestino de poner en marcha el “ejército indígena”, con el único objetivo de frenar el asesinato de líderes indígenas, perpetrado por las mafias relacionadas con el narcotráfico y traficantes de tierras. Nunca hubieran pensado en gatillar esta opción si el estado peruano estaría en el terreno de los hechos, ejerciendo el deber de garantizar la seguridad y la paz, trabajando juntos para aminorar la ausencia de oportunidades de bienestar, combatiendo con eficacia y transparencia el brote y rebrote de la corrupción que actúa como catalizador de las actividades ilegales. 17 líderes han sido muertos por las mafias organizadas, según el reporte actualizado del Centro de Información y Planificación Territorial de AIDESEP (CIPTA), en el periodo 2013 – 2021, (02 de Junín, 06 de Ucayali, 04 de Loreto, 02 de Cerro de Pasco, 01 de Amazonas, 01 de Huánuco, 01 de San Martin). En agosto del 2020 el Estado asesinó 03 indígenas Kukama que protestaban inermes –en medio del peor momento de la pandemia– en el frontis de zona industrial del Lote 95, explotado por Petrotal en Loreto. Brutal represión que podría quedar en la impunidad debido a la complicidad de la fiscalía y la impasibilidad de las instituciones públicas.  

“No tenemos otra forma de defendernos ante el aumento de amenazas y de asesinatos. Es el momento de actuar haciendo uso de nuestra capacidad de organización, nuestras armas tradicionales y domésticos. No podemos ir a cazar ni a pescar para alimentar a la familia, no podemos vigilar el territorio como lo hacíamos antes. Ellos llegan con armas de fuego y se quedan para cultivar coca. Ellos te piden ingresar ´a las buenas´, ellos matan para amedrentar y escarmentar, ellos dicen no temer a las fuerzas del orden. Dejando entrever que todo está arreglado o están bien pertrechados. Ellos logran sobornar a los malos dirigentes para escudarse y mimetizarse. Nosotros luchamos, en su momento, contra el terrorismo, con el mismo objetivo de defender la vida y recuperar la tranquilidad. En aquel entonces el Estado nos brindó armas y capacitación, esta vez esperamos la misma atención”.

Los pueblos indígenas están siendo atrapados por la telaraña de la muerte del narcotráfico, ante los oídos sordos del Estado, ante el desgano y el desinterés. Durante el mes de noviembre y de la primera semana de diciembre de este año, llegaron a Lima más de 50 líderes y lideresas para denunciar y pedir acciones concretas destinadas a poner coto a los sucesos de crímenes y ensañamiento. A pocos días de pasar al próximo año no se ha podido ser testigo de ninguna medida alentadora.

Las acciones planteadas al gobierno para evitar más muertes son: titulación de comunidades, desplazamiento de la fuerza del orden a los lugares ocupados por el narcotráfico y traficantes de tierras, investigación profunda sobre los asesinatos, erradicación de la corrupción enquistada en esta telaraña, incrementar el apoyo a las iniciativas económicas comunales y mejoramiento de los servicios básicos. Consiguientemente, la conformación legal e implementación del “ejército indígena”. El rápido funcionamiento del este órgano de seguridad propio habría de posicionarse en el infalible escenario de la disuasión. Es decir, podríamos ganar la guerra sin haberlas librado.

“Apu Jorge, hay muchos hermanos que abrieron las puertas al narcotráfico y callan por temor. Yo soy valiente, aunque me cueste la vida seguiré batallando, seguiré denunciando ante el Perú y el mundo. Tarde o temprano la paz volverá a nuestro territorio, a nuestras comunidades”.

Wednesday, August 25, 2021

Aún no logramos amanecer la palabra.

Nuestros abuelos decían que la palabra debería de amanecer. Decían que amanece en la cosecha abundante y saludable, en la construcción consistente y duradera de la maloca, en la hechura de finos y maravillosos tejidos, en la manifestación de una mente brillante, en la irrupción de un día de intenso verano en medio del prolongado invierno –necesario para salvar pichones de loros habladores–, en la ineficaz mordedura de serpiente en el alma de una niña, en la profusa reciprocidad del bosque y en la vida retozante de la fauna visible e invisible. Cuando la palabra amanece, decían, las ánimas ayudan en el éxito de la usanza de las plantas medicinales y de otros saberes que salvaguardan la salud y la armonía. Hasta que un día la palabra no amaneció feliz –entonces logramos comprender con el corazón y la razón que el mundo es un ser vivo y nosotros somos la criatura vital de esta cofradía, interactuamos en distintos idiomas y compartimos los mismos propósitos frente a la defensa de la vida– porque yacían enfermos los ríos, los animales y las personas. Si en el decurso del tiempo la palabra que dio origen a la existencia misma de todo ser vivo no amanece, el planeta sufrirá graves problemas de salud y no podrá brindar a sus congéneres de aquí y allá las provisiones imprescindibles.

Cómo pudiste viajar tan lejos en tan poco tiempo, allá al otro lado del río en tierras extranjeras. Cómo lo hiciste.

Simplemente hice amanecer la palabra del viento –contestó el abuelo–. Si logras hablar con el viento y obtienes su respeto y admiración te vuelves como él.  Entonces, adquieres la capacidad de desplazamiento por encima de esta tierra, de principio a fin. El cuerpo viaja en una cápsula o potente burbuja dirigido por el pensamiento. Al llegar al destino prescribe la imperceptible cámara de locomoción por sí misma, en el mismo instante de pisar suelo. Sin haber sufrido metamorfosis alguna estás expedito para desarrollar las actividades concebidas. Para retornar o ir a otro lugar, la palabra tiene que volver a amanecer, una y otra vez. Si la palabra del sol amanece en ti –obviamente a pedido suyo– eres visto por todos los animales como un ser incandescente, antropomorfo de fuego que ahuyenta las conspiraciones de fieras y aquelarres.

 

La sociedad del conocimiento técnico, científico, filosófico, artístico, humanístico – sociales y de la educación (enseñanza – aprendizaje) deberán reinventarse en el campo de las soluciones de los grandes problemas que confronta la humanidad. La transición del conocimiento basado en la generación de riqueza sin abordaje social, intercultural y ambiental hacia el conocimiento de contención de riesgos e impactos en la vida de las poblaciones más vulnerables, es el principal e infalible reto de estos tiempos. Las escuelas y casas de estudios superiores deberán hacer amanecer la palabra de la ciencia y la ética. Por un lado, es vital el descubrimiento de nuevas tecnologías alternativas para combatir las terribles enfermedades globales como la pandemia, la contaminación de las fuentes naturales y la degradación de los bosques y, por otro lado, es de vida y muerte el inmediato funcionamiento de escuelas de ética y virtud para graduarse en impulsores (con el ejemplo) del respeto mutuo, trasparencia de los quehaceres públicos, no discriminación y el amor al prójimo y otros valores desdibujados.

 

En la búsqueda de hacer amanecer la palabra del buen vivir, las organizaciones indígenas afilados a COICA suscribieron recientemente el documento LLAMADO URGENTE A UN PACTO GLOBAL PARA PROTEGER EL 80% DE LA AMAZONIA PARA EL 2025. En resumen, “Instamos a los países de la cuenca del Amazonas a declarar el estado de emergencia y detener de inmediato la expansión de actividades industriales destructivas, políticas gubernamentales y subsidios públicos dañinos que permiten una mayor destrucción de los bosques. El estado de emergencia abordaría los factores que impulsan la deforestación y, al mismo tiempo, dejaría espacio para el diseño y la implementación de estrategias dirigidas hacia un cambio transformador perdurable. Las naciones industrializadas deben reconocer su papel en el cambio climático y el rol trascendental de la Amazonía en la mitigación del mismo y canalizar todos los recursos necesarios para garantizar una transición justa para quienes habitamos el bioma y para sus propios ciudadanos. El momento para la acción es ahora”. Obviamente, defendiendo derechos y cultivando nuestros saberes ancestrales.

Monday, February 08, 2021

Cuando la terca miopía del Estado incrementa la muerte por COVID19

 “Todos los días mueren tres o más personas con síntomas de COVID19 en la localidad de Caballococha (triple frontera). Aquí no hay oxígeno ni atención médica suficiente. Los pacientes que están siendo evacuados se van a morir en Iquitos, debido al colapso de los hospitales”. Fragmento del audio de auxilio del apu, del pueblo Ticuna, Francisco Hernández Cayetano. Emitido el 8/2/21.

En el mes de mayo del año pasado, los pueblos indígenas organizados han presentado a la Dirección Regional de Salud de Loreto (DIRESA-L) y al Ministerio de Salud (MINSA), entre otras líneas de acción, la reactivación y funcionamiento del sistema de promotores de salud Indígena (SPSI), para hacer frente a la incursión del coronavirus en el territorio de los pueblos indígenas de la región Loreto. Esta propuesta no ha sido tomada en cuenta ni siquiera en el momento cuando la convalecencia y muerte de profesionales de la salud (médicos, enfermeras, enfermeros y técnicos) estuvo en el nivel más alto. Entonces, ha sido trágica la consecuencia de la política de oídos sordos del Estado (DIRESA-L, PCM y MINSA). Más de cien hermanos indígenas murieron, de acuerdo a la información brindado por los líderes comunales. La incapacidad de aplicar –la variable étnica en el conteo de fallecidos– en forma oportuna y extendida propició la minimización del etnocidio. Murieron porque no pudieron recibir atención médica ni información básica sobre medidas preventivas, porque no pudieron conseguir medicina, oxigeno ni otros pertrechos necesarios.  Frente a la grave vulneración del derecho a la salud pública, ORPIO interpone una acción de amparo (23/7/20), cuya fundamentación dice:

Ante la lentitud e indiferencia de las autoridades del Gobierno para atender de manera inmediata y efectiva a las comunidades indígenas victimas del COVID19 en Loreto, la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO) decidió junto al Instituto de Defensa Legal (IDL) interponer una demanda constitucional de amparo en contra del propio Estado para proteger la vida de las comunidades indígenas”. “Esta demanda se dirige principalmente al Ministerio de Salud, la Dirección Regional de Salud de Loreto, el Ministerio de Economía y Finanzas, el Viceministerio de Interculturalidad del Ministerio de Cultura y el Gobierno Regional de Loreto por no proteger apropiadamente a los pueblos indígenas amazónicos de la región de Loreto frente al COVID-19”. http://www.orpio.org.pe/?p=1961

Actualmente, las comunidades indígenas están desprovistos de capacidades necesarias para afrontar los impactos de la nueva variante del virus. Hubieran estado en mejores condiciones si el Estado (DIRESA-L, PCM y MINSA) hubiesen acogido e implementado la propuesta de los pueblos indígenas basado en el Sistema de Promotores de Salud Indígena (SPSI). Esta plataforma de atención primaria, intercultural y pertinente se hubiera complementado perfectamente con el plan de asistencia médica itinerante (brigadas) y las Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS) Aéreas y fluviales, ejecutado por el MIDIS.  El problema es que los “especialistas” del Estado hicieron prevalecer estrictamente el sentido de la palabra “itinerante”.  Las brigadas de salud realizan dos raudos viajes en tres meses, en promedio. Van y regresan sin dejar asegurado las provisiones de medicinas y equipos de bioseguridad en los centros de salud y mucho peor en las comunidades más alejadas. Las PIAS fluviales llegan hasta donde la profundidad del agua le permite. Después que las brigadas y las PIAS regresan, retorna en las comunidades la realidad de la indefensión, la escasez de servicios de salud, la zozobra por falta de información y la muerte.

Desde diciembre del año pasado no salió ninguna brigada ni las PIAS. La nueva variante se está diseminando con rapidez y la terquedad y la miopía del Estado persiste. Las comunidades indígenas volvieron a presentar la propuesta SPSI y otras acciones orientado a salvar la vida de la población más vulnerable.