Thursday, November 13, 2014

Por el camino de “acate”.

Una mañana soleada del primer martes de noviembre salí desde Iquitos con destino a Santa Rosa (anexo de la Comunidad Matsés del Perú) ubicado en el margen izquierdo de la quebrada Chobayacu, distrito de Yaquerana, frontera con Brasil. Un avión de la FAP para 18 pasajeros me llevó hasta la frontera en 45 minutos, aterrizó en un aeropuerto de tierra afirmada cubierto de malezas que tocaban en la mitad del muslo. Una vez arribado en Angamos –capital del distrito con una población aproximada de 3 mil habitantes– fui recibido por Daniel Vela, Jefe de la Comunidad Matsés. Mientras se ultimaba la logística necesaria para llegar a Santa Rosa vi en Angamos la ausencia perniciosa de los servicios básicos que hubieran de haber para alentar y mejorar la función educativa, asistencia médica, comunicación y otros deberes y derechos fundamentales.

Tres horas al día brinda el gobierno local alumbrado público en la comunidad, de siete de la noche a diez de la noche. Durante todo el año ha sido, entonces, inevitable el desuso de las computadoras que el gobierno central entregó a la institución educativa primaria y secundaria de Angamos. Mientras tanto la población que culmina cada año la etapa escolar transitan hacia la vida común o hacia el estudio de alguna carrera profesional sin noción esencial sobre informática en agravio de las mejores alternativas de éxito que brinda ortodoxamente el manejo de los principales conocimientos que exige la oferta educativa superior en el país y el mundo. Esta y muchas otras omisiones durante el año escolar sitúan a los jóvenes de frontera en lamentable desventaja de aprendizaje y rendimiento.

El primer viernes de noviembre salí de Angamos hacia Santa Rosa. Íbamos surcando siete personas en un bote que remontaba con éxito cada meandro del río Yaquerana mientras caía el sol en una tarde lluviosa. En la mitad del camino un mediano pez chambira –pez provisto de afilados y alargados dientes que en usanza ataca incansablemente a peces pequeños para alimentarse– saltó atemorizado por el ruido del motor y cayó con rapidez en la cara de un pasajero y fue a quedar con los ojos cautivos en el fondo del bote ante la mirada amical de los humanos. Íbamos a la misma velocidad de una libélula negra de cinco centímetros de largo. Durante treinta segundos la libélula compitió en carrera con el bote y ninguno pudo tomar ventaja, hendía como una cometa de firme estructura el viento aluvial y viró a la derecha para irse batiendo sus alas en señal de libertad.

El bote entró a la quebrada Chobayacu –tributario del Yaquerana en territorio peruano, estrecho y muy sinuoso– en el umbral de la noche. La pericia del conductor hizo que el bote superara muchas veces meandros que formaban vértices hasta de 45 grados. Con linterna en mano llegamos a Santa Rosa. Fuimos recibidos por muchas luces semejantes a la de un pedazo de cielo tachonado de estrellas, eran linternas de las almas hospitalarias. Santa Rosa es una comunidad Matsés bella, limpia, originaria y silenciosa, rodeado de hermosos paisajes. Hay una escuelita inicial y primaria en un mismo local, con maestros de la misma etnia y en medio de la selva se levanta saludable como un nido de amor y un ícono de la suspirada interculturalidad.

Estuve tres días en Santa Rosa participando de una reunión entre el pueblo Matsés de Perú y Brasil. Cada año buscan, en confraternidad, arrostrar los desafíos y problemas mediante la construcción y reconstrucción de una agenda común que involucra también el esfuerzo solidario de la sociedad civil nacional e internacional. Cada vez se hace más grande la cofradía ante el aumento aritmético de la grave y escalofriante amenaza inherente a la actividad petrolera que logró ubicarse en el lote 135 y 137 concedidos por el Estado Peruano a la Pacific Rubiales. Las endemias como la hepatitis, tuberculosis y malaria han sido planteadas como la principal demanda que requiere de atención prioritaria de parte del gobierno de Perú y Brasil, las muertes por causas de estas enfermedades no dejan de pintar cuadros de dolor e impotencia. El permiso forestal para el aprovechamiento de madera que la Comunidad Matsés del Perú viene ejecutando fue discutido con mucho fervor en el seno orgánico, “internamente” como si se tratase de un aquelarre representado por un demonio que vino de otras tierras. El permiso forestal que desde ya tiene muchos problemas –judicializado por OSINFOR en la sede judicial de la cuidad de Loreto Nauta– exime de responsabilidad al “maderero” –autor de los engaños más letales  y descomunal codicia en esta odisea– y  sanciona al pueblo Matsés por ser titular del permiso. La ley debería también en algún momento, en este caso, sancionar los ilícitos de individuos u organizaciones que no actúan pero si perjudica directamente.


Mi viaje por el camino de “acate” –sino de la medicina tradicional Matsés– culmina con el recorrido de un tramo nutrido de acontecimientos que alentó en la clausura del evento pronunciar un pequeño mensaje de unidad, sentido crítico, comunicación honesta y defensa del heroico legado de sus antepasados: el bosque más rico de esta región. Esta nota culmina con el inicio de la lectura de un libro escrito por David Fleck “Historia Antigua del Pueblo Matsés según Manuel Tumí”.  Hasta pronto.

Tuesday, September 16, 2014

Desafío de la unidad.

Durante la última década de este siglo disminuyó paso a paso el valor de la unidad que se engendró –las relaciones de poder y bienestar de los pueblos indígenas milenarios se basó inexorablemente en la grandeza de la unidad constituida por prácticas honorables materiales e inmateriales que hicieron sorber por mucho tiempo de la fuente del esplendor– en la entraña del movimiento indígena amazónico. El valor de la unidad de los pueblos indígenas amazónicos de antaño era la columna vertebral de una estructura que no trepidaba sino daba solidez a la vida con relación a la muerte, es decir, toda disminución del valor de la unidad disminuía también el vigor de la vida misma. Siendo la unidad un elemento vital y a la vez frágil estaba relacionado con la capacidad regenerativa y frondosidad del bosque, con la tutela y amor que a un hijo se le brinda, con el cuidado y cosecha frugal de la yuca y del tabaco.

En la actualidad hay en el camino hacia el sueño del “buen vivir” sepulcros de fragmentos del valor de la unidad caídos en la guerra contra la codicia, caudillismo, ingenua subordinación, petulancia, complicidad y saqueo. El ejército de la unidad es muy pequeño ahora y que por temor del abatimiento en masa se habría refugiado en el ideal de algunos contemporáneos y en el corazón de los últimos sabios ancestrales –los hermanos que abordaron coloquialmente este tema dicen que los ancianos, a través de plantas sagradas (ayahuasca, toé, coca, tabaco y otros) han emprendido una cruzada contra la extenuación del valor de la unidad y en bien de su revitalización– que habitan en la memoria viva diseñado como un pequeño universo y realizado en la forma de un hogar holístico: la maloka.

Desde varios frentes ha sido atacado el valor de la unidad de los pueblos indígenas amazónicos y muchas veces ha sido emboscado, tomado prisionero y torturado en forma sistemática y encubierta. Hubo falsas compasiones que causaron vértigo y concesiones calculadas para dominar por cualquier flanco y dividir introduciéndose en el núcleo del territorio indígena. Así llegaron cronológicamente, los caucheros, madereros, petroleros, mineros y piratas de conocimientos tradicionales. Hace más de 40 años los petroleros se dieron cuenta de la fortaleza organizativa de los pueblos indígenas amazónicos que se presentaba como un solo escudo de amplia e imbatible cobertura, entonces, lograron desarrollar técnicas de manipulación de conciencia y opinión individual y colectivo para remontar lo que ellos veían como una encumbrada y altiva montaña. Desde su furtiva aplicación el valor de la unidad ha ido resquebrajándose compulsivamente.

Hoy, las empresas petroleras, lograron alejar a algunas organizaciones indígenas locales y comunidades que son parte de la estructura de AIDESEP, han sido arrancados y luego arrinconados contra su propio sufrimiento y necesidad de subsistencia y luego fueron maltratados y discriminados sin poder recibir auxilio oportuno del ejército conformado por el valor de la unidad, pues, una oveja que se aleja de su rebaño es presa fácil del tigre. La división o desmembramiento –del seno de una estructura– de organizaciones locales y comunidades han sido, también, propiciados por ong´s ambientalistas comparables con algún tipo de organismo que se alimenta de la polución. Una vez terminado la contaminación feroz el organismo desaparece sin dejar constancia de misericordia o algún gesto de interés por el ser humano hacedor de cambio y protagonista de todo proceso libertario. El Estado peruano es en este negocio un gran facilitador y terrateniente que en consonancia con la industria global y con el desarrollo cosmopolita dio lugar a una extensa necrología de indígenas envenenados por metales pesados, asesinados en el “baguazo” y en la tragedia de “Saweto”. Los pueblos indígenas en aislamiento voluntario conocen demasiado el dolor de la muerte y de la ferocidad inquisidora perpetrado en el silencio de la selva y que el Estado niega para abrir camino a la aniquiladora subasta de la amazonía.


El valor de la unidad constituye, entonces, el mayor desafío que atañe a los pueblos indígenas amazónicos. Es un deber que ha de concitar el mayor de los esfuerzos y empeño unánime para su reconstrucción y sostenibilidad. No existe por ahora otro elemento o valor que proporcione con objetividad la seguridad en el proceso de defensa de nuestros derechos. Depongamos toda actitud indígena que juega con la desunión y hagamos fuerte nuestro horizonte.

Thursday, June 26, 2014

Hacia el utilitarismo contumaz.

El ejecutivo presentó al Congreso de la República, últimamente, dos proyectos de ley destinado a minimizar las facultades de control y sanción que aún tiene el Ministerio del Ambiente en materia de su competencia. Los proyectos de ley (Ley N° 03626 y N° 03627) confirma la consumación de la cualidad utilitarista del Estado peruano por encima del privilegio del ejercicio pleno de los derechos fundamentales de la persona humana y de la mirada alta que habría de mantenerse respecto al aprovechamiento de la diversidad biológica, que constituye la principal fortaleza –según la FAO más de mil millones de personas en el mundo depende del bosque para su sustento. Ciento de millones de personas utiliza medicinas tradicionales extraídas del bosque. El bosque proporciona más de una quinta parte del consumo necesario de proteínas– de los países emergentes e industrializados.  Estos proyectos de ley descubre la empatía del Estado peruano con la renuencia que los países industrializados actúan en los esfuerzos de alcanzar acuerdos globales orientados a prevenir y reducir el cambio climático –en la COP19 de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, EE.UU rechazó el concepto de responsabilidad histórica por emisiones contaminantes en comparsa con los intereses mezquinos con ribete cortoplacistas de los países industrializados– y cuestiona la seriedad y calidad del anfitrión de la COP20 (Perú 2014).
El nuevo boom petrolero de Loreto labró el camino de la segunda más grande explotación que se abre voraz ante el descontento de los pueblos indígenas de la cuenca del Napo y Curaray, cuyos congéneres de la cuenca del Tigre, Morona, Pastaza, Corrientes y Marañón han sido convertidos en parias después de más de 40 años de actividad petrolera, y la contaminación de las principales fuentes de subsistencia (agua y especies) aceleró el propósito conspirativo que el Estado y las empresas petroleras habían planeado. Pues, la innecesaria división y la conformación de pequeños bloques reivindicativos y constructivos (social, político y económico) al interior del movimiento indígena amazónico en agravio de los beneficios comunes que suscita o suscitó siempre la convergencia y la unidad, así lo están demostrando. Y en efecto, se abrió el lomo de la autonomía ancestral para dar paso a la dependencia y mendicidad, a la inmediatez y ambigüedad de la esperanza de obtener resultados concretos y necesarios para ir disminuyendo la humareda de un encubierto y sistemático oprobio.

La negativa del Estado (Gobierno Regional de Loreto y Gobierno Central) de atender integralmente las demandas de los pueblos indígenas que habitan las cuencas del Tigre, Pastaza, Marañón y Corrientes (declarados recientemente en “movilización permanente y pacífica”) evidencia un temerario giro hacia el utilitarismo contumaz. Pues, la terquedad del Estado de persistir en el error de extraer recursos naturales a expensas del sufrimiento y empobrecimiento de los nativos sin planes aprobados ni normativas vinculantes abstrae algún tipo de voluntad política a corto plazo. La Mesa de Diálogo instalado en Iquitos por el Estrado y las organizaciones indígenas de las cuencas mencionadas constituye, hasta ahora, la vía formal por donde el gobierno central llevará inevitablemente a las organizaciones involucradas. Mientras que el Gobierno Regional de Loreto procura bajar la efervescencia del descontento del pueblo y ningunear el ritmo de las luchas y movilizaciones mediante la pertinencia y superficialidad de sus programas sociales y otras formas de asistencialismo.  

Quizá el camino del diálogo podría brindar mejores oportunidades para concretar proyectos duraderos que busque devolver la autonomía de los pueblos indígenas de la zona, articulado con idoneidad a un sistema técnico de desarrollo propio; a partir del avance mutuo sobre acuerdos y una hoja de ruta de financiamiento, administración, evaluación y rendición de cuentas (así se podría evitar lo que pasó con el proyecto PEPISCO). O quizá el camino de la “movilización permanente y pacífica” podría generar un punto muerto favorable al desinterés del Estado en materia ambiental y de derechos de los pueblos indígenas.

El crecimiento económico, la modernización social, la industrialización responsable del país y el crecimiento de las rentas personales es muy importante, pero también es importante mantener el capital (persona, agua y tierra) saludable y que siga proveyendo todas las riquezas hasta ahora conocido, para el bien de la nación.


Saturday, June 07, 2014

Principal rémora de Loreto: el petróleo.



La creatividad y la imaginación provechosa e innovadora del ciudadano loretano que ocuparon cargos públicos y aquellos que gozan de las posibilidades de continuar administrando los intereses de todos han disminuido tanto, en los últimos 40 años, hasta que la monotonía emética y la defensa obstinada e inadecuada de lo peregrino logró definir la conducta institucional e individual de los loretanos. Todo lo que es tocado por las autoridades de esta región –en contraposición con la leyenda de los alquimistas– se vuelve inservible y perjudicial para la vida integral de la persona y de la naturaleza.

Semejante a la efigie del dolor causado por el furor de la guerra, el flujo y reflujo del petróleo, arruinó las principales fuentes de subsistencia de la mayoría de la población indígena que durante miles de años el bosque le dio bienestar. Entonces, la sustancia del vértigo, de la intemperancia y de la sumisión recaló hasta infundir el desarraigo de lo propio y abrió los poros para que entrase el espíritu de la colonización en la vida del individuo que sobrevive y trabaja la tierra –la práctica hortícola tradicional no ha sido sustituido por otra que provenga de la ciencia agrícola actualmente difundida por institutos especializados– mirando un horizonte difuminado e incierto. Mientras el sudor rezuma por el rostro desvaído de esperanza relacionado con el goce de los derechos fundamentales el mundo industrializado aumenta cada día la demanda de petróleo –se estima que el 2035 la demanda de petróleo alcanzará la cifra de 99,7 millones de barriles diarios– y Loreto ingresa con rapidez al segundo boom petrolero en comparsa con la vorágine ambiental global. El segundo boom petrolero irrumpe el escenario local impregnado de pasivos y cargado de conflictos y compromisos sociales no atendidos por el Estado y empresas petroleras. Y más de mil indígenas que ahora reciben dinero de las petroleras a cambio de una cadencia de  “libre consentimiento” han de reforzar su forma un poco urbana y utilitarista de afrontar el presente y un sinnúmero de valientes que buscan relacionarse con el Estado a partir de la seguridad que brinda la participación de los indígenas en la conducción de programas o proyectos financiados por el canon petrolero –una forma de “PEPISCO” que hubiere de funcionar con eficacia en otras cuencas (Tigre, Pastaza y Marañón) fuertemente azotadas por la actividad petrolera– refuerzan sus alianzas con ONG´s y personalidades que gustan de la belleza del bosque y son refractarios ante el interés de acabar con el estado paria de los pueblos indígenas. Por ejemplo, no está en la agenda el privilegio de la educación y la redistribución del canon petrolero de acuerdo al involucramiento de cada zona y  que habría de gestionarse sin abstraer la urgente necesidad de contar con una fuerte institucionalidad.

La educación superior pública y privada de Loreto es una fábrica de profesionales destinados a dinamizar la economía de mercado conforme ha sido diseñado en los países desarrollados del norte. Los profesionales así formados en el campo de la ingeniería y otras carreras que evolucionan en el campo de la investigación científica no han tenido éxito en su débil intento de adaptar aquellos conocimientos peregrinos –mediante la interpretación de la diversidad y del estudio profundo de la prodigalidad de los conocimientos tradicionales– a la ignota, vernácula, inexorable y misteriosa realidad amazónica. En efecto, la educación superior de Loreto no brindará todavía las capacidades técnicas y científicas necesarias para encontrar el modelo de desarrollo que soñamos sino ha de consumarse en la línea de una estridente y cansina tautología. Pues, el porcentaje que la UNAP recibe del canon petrolero, como ocurre en la mayoría de la administración pública de Loreto, inhibió la inteligencia saludable y trajo consigo una epidemia análoga a la que el maestro Saramago traza en su novela “Ensayo sobre la ceguera”.

El segundo boom petrolero de Loreto dará lugar a una nutrida y dolorosa necrología y echará a correr la banalidad hasta por las arterias más conservadoras, sin embargo, habrá de compensar sus falacias sociales e impactos con el diseño y funcionamiento de una educación superior para la amazonia. En el fuero del movimiento indígena liderado por AIDESEP se tomó muy en serio el proyecto referido a la construcción de las bases para la creación de una universidad indígena basado en la vasta experiencia para una educación intercultural.

Thursday, May 22, 2014

Hermoso aislamiento


En la cabecera de los ríos Curaray, Arabela, Nashiño, Pucacuro, Tigre y afluentes en la frontera con el Ecuador y en la cabecera de los ríos Yavarí, Mirin, Tapiche, Blanco, Chobayacu y afluentes en la frontera con Brasil viven, desde tiempos remotos, pueblos indígenas que han decidido aislarse del mundo conocido para evitar los impactos inherentes a las acciones dañinas del hombre que en su relacionamiento con el comercio global atravesaron la frontera y hollaron, muchas veces con inconcebible crueldad y desprecio los derechos colectivos y fundamentales de la persona humana. La elección de aislamiento oportuno ha sido la más acertada decisión que estos pueblos pudieron tomar y que se habrían basado en la idea de proteger y reproducir sus valores culturales eximios de deterioro y con profusa cualidad durante mucho tiempo.

Toda decisión contraria al aislamiento hubiera conllevado a estos pueblos a vivir en el polígono de la manipulación y suplantación de saberes originarios por otro que sirva de forma gregaria y subyugada a los intereses de un régimen global que se planteó el dominio del mundo a través de la vigencia de la pobreza que constituye la piedra de toque del capitalismo. Hubieran estado caracterizado como pueblos de extrema pobreza, infestado por enfermedades incurables, sin agua limpia ni alimentos asegurados; cuyas manos se hubieran estirado hasta desmembrarse en el intento de ayuda y hubieron recibido migajas de las pródigas ganancias que las transnacionales extraen de las benditas tierras primigenias. Y las luchas reivindicativas habrían sido mecidas en nombre de la academia ambientalista y ortodoxa de un Estado que se ufana ser inclusivo y transparente, el sudor de la esperanza envejecida de tanto esperar hubiera empequeñecido la memoria victoriosa de sus antepasados.

En el reverso de esta prospección posible y realista transcribo las notas de mi percepción respecto a la frágil tranquilidad que gozan los pueblos en aislamiento desde tiempos inmemorables y que para sí mismo constituye su principal patrimonio y fuente de vida. Ellos, con profundo aprecio y amical homenaje recrean hermosas onomatopeyas de pájaros cantores y se mimetizan en los bellos plumajes. Ellos armonizan con los enjambres de rabiosas abejas y hacen llover o desatar relámpagos cuando ven conveniente. Ellos duermen bajo la hospitalidad de una comunidad de doseles y se alimentan de la fecunda ubre del bosque. Ellos son libres y su libertad es proporcional al esplendor e integridad de su territorio.

Nuestros congéneres de AIDESEP y ORPIO han logrado insertar las cuestiones de los pueblos aislados de la cuenca amazónica en el fuero de las políticas públicas –en este gobierno se ha creado la Dirección de Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial del Vice Ministerio de interculturalidad– que involucra funciones orientados a definir una hoja de ruta sobre los derechos de estos pueblos. Mientras tanto continúa la gestión destinado a concretar la propuesta de creación de cinco reservas territoriales, largamente postergado por el Estado. Pues, el Estado no va más allá de su estructura funcional y su aplicación práctica en el campo de los derechos humanos y de bienestar de los pueblos aislados es anodina.

Los pueblos aislados necesitan hoy del apoyo de la sociedad y del Estado peruano para garantizar la seguridad de su territorio que es equivalente a garantizar la vida misma de los pueblos indígenas, ante la nociva tendencia extractivista y la escasa capacidad creativa del Estado respecto a la generación de propuestas alternativas de desarrollo. Pues, los pueblos aislados, en algún momento, volverán a decidir sobre su inserción a esta sociedad y habrán de transferir sus saberes incólumes  a una generación que evitó, en su momento, tener como fuente de investigación la frialdad de los museos y hubiesen de encontrar soluciones a los problemas amazónicos en un proceso de coexistencia con las culturas vivas que tuvieron la fortaleza para sobrevivir.

Wednesday, March 05, 2014

Pueblos indígenas amazónicos: 50 años más tarde.


“Cuando era gusano comía finos tallos, ahora que soy chicharra canto feliz en mi último verano” – (Metáfora existencial del pueblo Huitoto).

Hace más de 15 años (1997), aproximadamente, en la primigenia Organización Regional AIDESEP Iquitos (organización base de AIDESEP, hoy denominado Organización Regional de los pueblos Indígenas del Oriente – ORPIO), tuve la temprana experiencia de participar en un importante congreso donde se trabajó profusamente durante una jornada de cinco días dedicados a la construcción del “Plan de Vida al 2012” de esta importante organización que agrupa a pueblos indígenas de la amazonía noreste del Perú. Desde entonces la visión se ha mantenido conservando su esencia basada en una riquísima expresión en tiempo presente: “Pueblos indígenas consolidados y desarrollados, gobernando con autonomía”.


Al finalizar el periodo de la visión (2012), en la evaluación estoy seguro ha sido aprobado los resultados relacionados con la principal línea de acción referida a la “Reivindicación de la integridad territorial y su permanencia en el tiempo” –AIDESEP actualmente sostiene que 13 788 953 hectáreas han sido  tituladas a favor de los pueblos indígenas de su jurisdicción y la gestión de 2 799 901 hectáreas de cinco reservas territoriales a favor de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario– y hubiera demostrado signos de insatisfacción en la valoración de las otras líneas de acción que tienen que ver con el “ejercicio pleno de la vida espiritual y valores propios”, “ejercicio del autogobierno indígena” y “promoción de la identidad, cultura y desarrollo humano”. El balance de una primera etapa del “Plan de Vida” de los pueblos indígenas del noreste del Perú ratificó la importancia de garantizar la integridad territorial libre de amenazas y con aptitud no solamente agrícola sino de la totalidad de sus bondades, capaz de brindar las bases necesarias sobre la cual se ha de erguir comunidades sostenibles con cultura originaria, progresiva y cuidadosamente complementada con la técnica y la ciencia más idónea de la cultura occidental. También, puso al descubierto una forma lenta pero creciente de mudanza hacia diversas formas alegres de adopción de hábitos de otras latitudes sociales que sincretizan en un núcleo donde la célula indígena no tiene posibilidades de generar “vida plena o buen vivir” en su dimensión más propia. Por ejemplo, el pensamiento y los valores del individuo indígena contienen elementos muy predominantes que provienen de la educación adquirida –la educación básica y superior en el Perú está orientado a fortalecer las demandas de los mercados que sustenta la continuidad de una civilización desenfrenada, extractivista y consumista– y en el camino de la vida (en el relacionamiento con las teorías de las políticas públicas, ambientales, económicas, antropológicas, normativas, culinarias, religiosas, domésticas y otros) han ido profundizándose.  

En la Chorrera – Colombia se dice y se hace siguiendo, por ejemplo, la forma cómo se elabora un canasto, que implica la práctica de empezar siempre desde abajo hacia arriba. El tejido en sí mismo explicita el uso de un conocimiento generacional que se va realizando mediante la unión estética y uniforme de tiras hasta lograr la hechura de un recipiente, evidencia la inevitable construcción y reconstrucción diaria de la vida donde uno depende del otro (hombre – naturaleza) y para luego llevarla sobre la espalda cargado de cosechas. La metamorfosis de un gusano hasta convertirse en mariposa o en la chicharra (de la metáfora existencial Huitoto) que representa la culminación feliz de un proceso y la pervivencia de la especie. Hay muchas lecciones que la misma naturaleza proporciona recíprocamente al hombre amazónico mediante la dinámica de sus procesos vitales (animal y vegetal); empero, la percepción es muy débil y casi nula cuando nuestros sentidos sensoriales, la conciencia y la razón se hubieran divorciado de una dualidad ancestral que hizo posible mantener casi completa la belleza y esplendor del bosque y el aprecio de su fragilidad.

El territorio de la amazonía peruana está zonificado económicamente para satisfacer la demanda del empresariado nacional e internacional, y la visión del Estado no hace abstracción de ninguna fuente de riqueza y reubica otros intereses menores a sitiales de postergación. Los territorios ocupados por los pueblos indígenas constituyen para el Estado un gran desafío en su política de intervención.  

Bueno, con los datos históricos y la breve observación del valioso y vital ejemplo que brinda la función de la naturaleza tomaré la libertad de inferir y esbozar el futuro de los pueblos indígenas amazónicos hasta el 2047 (50 años desde 1997, año en la que se hizo el primer Plan de Vida de los pueblos indígenas amazónicos del noreste del Perú), en el siguiente orden: 1. Cada pueblo indígena gobernará su territorio (sin estatus de autonomía formal) y se relacionará con el Estado y el empresariado con mayor fluidez en base a la consulta previa y consentimiento. 2. Los líderes indígenas promoverán y llevarán a cabo proyectos de “desarrollo sostenible” integral con el auspicio de entidades financieras multilaterales. 3. El proceso generacional de transferencia de conocimientos ancestrales estará llegando a su fin y la práctica revitalizadora aumentará en dimensión y recurso. 4. Habrá un partido político construido y dirigido sobre la base de un nacionalismo étnico, pero sintonizado con la partitura del orden democrático global. 5. Se priorizará y se llevará adelante iniciativas de formación profesional en ciencia y tecnología.


Lo que podemos hacer ahora puede cambiar los resultados esperados. 

Saturday, February 08, 2014

COICA, por el camino seguro.


El Lima – Perú se llevará acabo del 24 al 27 de febrero del 2014 la I Reunión del Consejo Directivo y la I Reunión del Consejo de Coordinación de la COICA, correspondiente al presente año. El renovado Consejo Directivo de COICA (CDC) con la dirección del ratificado presidente Edwin Vásquez construirán juntos  o reforzarán  los objetivos fundacionales de COICA en clara respuesta a los cambios locales, regionales y globales que involucra en forma irrenunciable la vida y cultura de los pueblos indígenas de América del Sur. El plan que se ha de implementar para sobrellevar progresivamente el manto tenebroso de la industria adverso al derecho del “buen vivir” contiene actividades concretas que no hará abstracción jamás de la necesidad y derecho de posesión autónoma del territorio ocupado generacionalmente y durante miles años previos a la formación de los estados nacionales.

La valoración del territorio para los pueblos indígenas es análoga a la importancia que tiene el corazón y el alma en la vigencia de la vida del ser humano, pues, el corazón sostiene la vida orgánica y el alma soporta y nutre los valores espirituales. El territorio es la única fuente de vida interna conocida en este planeta como lo es el sol desde el espacio sideral, entonces, es indiscutible, innegociable y vital el control y reproducción cultural que los pueblos indígenas hubieren de ejercer con mayor libertad y valentía sobre un legado fértil e insustituible. Esta plataforma de consideraciones prácticas y de razonamientos holísticos se conciben hoy en la institucionalidad de COICA mediante los siguiente instrumento de gestión: La Agenda Indígena Amazónica AIA –AIA ha sido tejido desde el año 2002 con la finalidad de impulsar el  retorno a la maloca (practicando los saberes ancestrales) y desde allí articular “nuestras políticas integrales con los planes y proyectos de los estados y empresas buscando siempre coherencia con nuestra realidad y acorde a nuestras necesidades”, así como generar información sobre nuestra historia de lucha y construir antecedentes sociales que han de servir de ejemplo en nuestros diarios quehaceres–, más tarde la AIA se ha ido fusionando, sin abandonar su núcleo, con el “Plan de Vida de los Pueblos Indígenas Amazónicos”. Cuyos ejes temáticos han transitado de acuerdo a los nuevos desafíos sin abandonar su espíritu y sueños primigenios.

En el seno del “Plan de Vida de los Pueblos indígenas Amazónicos” de América del Sur, los órganos de gobierno de COICA, reforzarán y validarán el Plan Estratégico Institucional 2013 – 1017, el Plan Operativo Anual 2014, Reglamento Interno de Administración y el Plan Estratégico COP20 de la ONU sobre cambio climático (Lima, diciembre 2014). La visión hacia el horizonte de una comunidad o de un pueblo es posible solamente con la participación de sus habitantes en la construcción de sus planes y actividades –nuestros antepasados hacían planes realizables con la participación de sus hombres y mujeres que han sido formados para comprender el mundo con mayor claridad e integralidad, con la ayuda de las plantas maestras como la coca, el tabaco, el toé y la ayahuasca encontraban la armonía de lo posible y del éxito en el fuero dominado por dos realidades: el mundo visible y el espiritual– y asegurar la distribución fluida de los acuerdos, experiencias, estudios y oportunidades haciendo que ninguno cohabite con la ignorancia y la ausencia de buenos criterios.


La agenda de la reunión del Consejo Directivo y del Consejo de Coordinación de COICA recoge los temas más importantes, cuya implementación conjunta y eficiente ayudará a mejorar la expectativa de bienestar tan alto como el deseo de mejorar cada día en la vida comunitaria.

Thursday, February 06, 2014

Hacia dónde vamos, en política.

Los pueblos indígenas del Perú habían estado muy cerca de iniciar un proceso político partidario basado en la unidad y la progresista pervivencia desde el año 1997, año de fundación de la Coordinadora Permanente de los Pueblos Indígenas del Perú (COPPIP) –creada por acuerdo del Primer Congreso Nacional de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas del Perú realizado en Cusco–, su misión de “Promover la unidad, el fortalecimiento y desarrollo de los pueblos indígenas con identidad y autonomía, practicar el respeto y la interculturalidad y sensibilizar a los pueblos, poblaciones y sociedad nacional en el carácter multiétnico, plurinacional y multilingüe del Estado peruano” ha constituido la plataforma doctrinaria y espiritual, de los líderes de entonces, que les llevó a explorar el mundo de la política partidaria y las posibilidades de encaminar el viejo sueño del bienestar común.

Cuando estuvieron llevando la agenda política sobre los hombros de los compromisos –construidos en el seno de una profusa capacidad organizativa– de las expectativas y esperanzas no pudieron pasar el parapeto de la clase política elitista, centralista y mercantilista del país. La ausencia de un partido político propio había impedido el propósito de encumbrar la plataforma doctrinaria de los pueblos indígenas y rezumó los intereses políticos nacionales en agravio de un proyecto que buscó liderar con claridad y constancia. Al final de una tortuosa y desigual vinculación líderes y profesionales cercanos al proceso indígena lograron empleo en la estructura del gobierno a quién habían apuntalado en las urnas. Esta experiencia no ha sido revisado metódicamente, en efecto, la historia no puede abrir  página alguna dotado de información rigurosa que los nuevos actores necesitan a fin de remontar los desafíos que después de muchos años se han convertido en verdaderos objetivos en lontananza.

En el terreno mullido quedó una especie de semilla (de la política partidaria amazónica) que germina solamente cuando se impregna con el agua de algún manantial, de la tierra donde se vive en plenitud la cultura primigenia y donde la mirada global no reverbera el dogmatismo ni el desinterés sino es entendida como una realidad distinta que permite esbozar las cualidades de una sociedad autónoma que va inconteniblemente hacia la complementariedad duradera de su esencia. Entonces, los desatinos de la política pública del segundo gobierno del aprismo peruano, impelido por el extractivismo inhumano, perpetró uno de los mayores crímenes de lesa humanidad y genocidio en Bagua (territorio del  pueblo Awajún), conocido como el “Baguazo” (5 junio 2009). A partir de aquella trágica experiencia brotó la semilla subterránea regada por la sangre prístina de un funesto tendal y, nuevamente, se habló y trabajó en la idea de avanzar en la consolidación de una ventana política denominado “Alianza para la Alternativa de la Humanidad” (APHU).   En el año 2011 una tentativa de alianza entre el Partido Nacionalista Gana Perú (hoy en el poder) se quebró por las siguientes razones: El ninguneo que Gana Perú dejó entrever en sus dictados al momento de ofertar sitiales de representación parlamentaria, pues, nunca hubiera habido equivalencia en una relación desigual en el fuero institucional, APHU era muy joven y no estaba inscrito. Otro motivo fue la falta de voces consensuadas y se escuchó más el barullo de una pequeña mesnada de distintos credos.


Actualmente, el terreno de la política partidaria con enfoque amazónico se ha difuminado en relación directa con la exigua preocupación común, el desinterés por lo propio y la prevalencia gregaria de los pueblos indígenas que en pos de la rancia politiquería nacional ayudan a retrasar la germinación de la semilla de ensueño cuyo pericarpio se abrirá cuando los pueblos decidan caminar en el marco de una institución política sólida –cuyas ideas y planes hubieren de gozar del privilegio y seguridad de su realización por verdaderos líderes nunca antes visto en la historia republicana del país– con autonomía, sabiduría, transitando desde la inmediatez coyuntural a la perseverancia estoica, e inquebrantablemente unidos.   

Sunday, February 02, 2014

Gaigirgordub: halo del Caribe.

Cerca del canal de Panamá se encuentra el territorio Kuna –pueblo originario que mantiene vivo su legendario conocimiento del mar Caribe colindante con su  bosque tropical que constituyen la principal e insustituible fuente de bienestar común–  que evidencia con nitidez la capacidad de mantener su esplendor y riqueza sobreponiéndose a la vehemencia del extractivismo regional y global. Los kunas han heredado una hermosa y profusa tradición cultural que fue defendido con honor y valentía por sus  líderes ante la siniestra política del Estado panameño que estuvo destinado a homogeneizar los derechos ciudadanos prescindiendo de los valores congénitos de sociedades milenarias ubicadas en su jurisdicción. Actualmente, la cultura Kuna florece de acuerdo a su propia forma de ver el mundo y el viento del mar Caribe no ha dejado de correr deprisa llevando consigo incansablemente por el mundo entero historias, sensaciones y mensajes de proezas legendarias y cotidianas, aromas, sensación del arte singularmente minimalista –en la pequeña isla Gaigirgordub, a un kilómetro de distancia, late con vitalidad el “Museo Kuna” que comprende una bella y respetable memoria donde la nueva generación renueva su identidad y compromiso con la prosperidad cultural– y de la luz de aquellos símbolos propios se ha construido la bandera oficial del pueblo kuna, que ondea con orgullo su comarca en señal de libertad,  autonomía y esperanza.  

En la isla Gaigirgordub parte de la Comarca Kuna –mientras el vaivén de las olas susurraban con recato sobre la misteriosa y provechosa relación espiritual que conserva el pueblo primigenio con el mar– el abuelo Naibe, Secretario del Consejo Kuna, septuagenario, cabello largo y canoso, trigueño, un poco obstinado, cauto en proferir sobre su tradición y muy enterado de los desafíos y amenazas que merodean su comarca, con voz aguda y buen español me habló sustancialmente sobre la historia de su casta: “Nuestros abuelos nos enseñaron muchas cosas que nos ayudan a vivir en paz con el bosque y el mar, la autonomía que tenemos en la comarca es el resultado de heroísmo y fortaleza común contrapuesto a los intereses económicos del Estado panameño, en 10 días vamos a conmemorar el éxito de una revolución que nos libró de la eterna esclavitud.  No permitimos la implementación de proyectos que amenazan con grandes impactos debido a su capacidad demostrada de convertirse en varios demonios, entonces, decidimos desarrollar actividades orientados al sector turismo basados en los servicios de hospedaje, alimentación y venta de artesanías. Actualmente llevamos adelante la implementación de la escuela intercultural Kuna, con el 30% de apoyo del gobierno de Panamá y el 70% del gobierno de España”; cuando pregunté sobre la pesca en el mar y sus conocimientos conexos me dijo que “de eso te hablaré después”. Con una sonrisa que iluminó su cansina y propia complexión se despidió de mí.

Durante mi breve estadía en Gaigirgordub vi la pesca de bonito con caña y disfruté varias veces de un plato que bellas mujeres kuna con trajes bordados y adornos en los brazos habían preparado. Turistas que arribaron en veleros procedentes de Norteamérica y Europa exultaron de las bondades que ofertan la culinaria y la hospitalidad de la isla. Los albergues están construidos de madera local, su pared está hecha de miles de varillas como si fuera un seto organizado por un esteta, hojas cuidadosamente tejidos conforman un techo que convive con la brisa y el sol abrasador.


No es para menos, en Gaigirgordub, acaba de concluir con mucho éxito la “Reunión Regional Abya Yala Diálogo entre el Banco Mundial y los Pueblos indígenas, Políticas Operativas – Salvaguardas”, con la participaron de líderes indígenas de América Latina y el Caribe. 

Wednesday, January 08, 2014

IQUITOS: 150 AÑOS.

150 años de fundación de Iquitos, en el decurso se ha ido mezclando la herencia tradicional con la vida colonial del caucho y los matices contemporáneos. Esta combinación dio origen a distintas identidades conformado por castas endémicas y de un mestizaje de dispersa personalidad que huye deprisa hacia el nihilismo y acoge en su regazo el texto exiguo e intemperante del mercantilismo. 150 años de evolución lastra, capturado por rémoras de parásitos y ciempiés cuyas obras se ha visto y se ven hundiéndose ante la dulce complicidad de empobrecidos ciudadanos.

La basura tirada en cualquier lugar y en cualquier momento de la vida urbana es indicio de la vigencia de una podredumbre o caos integral y abrupto encubierta por la treta de pillos que hicieron suya el honor semántico de la política. La inseguridad ciudadana es el fruto amargo del desorden y la convivencia con personas desconocidas que entran y salen de la ciudad sin pasar por algún sistema eficiente de control, y en los suburbios de Belén, San Juan y Punchana pululan delincuentes de acuerdo a un plan natural y virgen.

Iquitos es el centro de un sistema donde orbitan pueblos y comunidades. Entonces, es una forma de simbiosis social donde individuos y colectivos lograron tomar cuerpo de acuerdo a una cadena alimenticia que permite sobrevivir al más fuerte (ley de la selva) y establecer así y sin obstáculo la dialéctica del “amo y el esclavo” de Hegel. Teniendo en cuenta que el esclavo trabaja la tierra y la el trabajo de la tierra forja la cultura hubiere de florecer algún día aquellos sueños frustrados.
Los valores que sostienen a la ciudad de Iquitos provienen heroica e incansablemente del evangelio que se dicen y hacen, y se repiten en los hogares y parvularios. La cultura profunda, diversa y libre proviene del esfuerzo autodidacta que se complementa con la profesión y la experiencia. El ejercicio de la profesión encaminado por el tobogán de los objetivos convirtió al iquiteño en un hacedor repetitivo y oculto ante la luz del deseo de liderazgos.

Iquitos es el reflejo de su gente y de la estructura social – política existente en la región y el país. Los cambios ya no están en los discursos ni en las vacuas teorías apiladas sino en la innovación del estatus mental y habitual de sus habitantes en correspondencia con los valores originarios de cada uno. Para ello, debemos abrir los verdaderos cofres de tesoro que legaron sabios ancestrales, personalidades, investigadores, militares, religiosos e intelectuales y diseminar al alcance de los habitantes para su estudio, deliberación y aplicación; mediante un sistema de lectura física y virtual que despierte y haga comprender la belleza de la continuidad práctica del conocimiento. También, es muy potente la búsqueda del saber mediante tertulias desarrolladas en el seno de un grupo o grupos deseosos de comprender el mundo en su esencia –tal como lo vienen haciendo en la Asociación Curuinsi en Iquitos–, también mediante el cine y el teatro.

Ya es tiempo de pedir el divorcio de un matrimonio violento, cómplice e infructuoso con la política mal llevada. Su continuidad podría complicar los problemas que agobian a la ciudad de Iquitos.