Saturday, June 07, 2014

Principal rémora de Loreto: el petróleo.



La creatividad y la imaginación provechosa e innovadora del ciudadano loretano que ocuparon cargos públicos y aquellos que gozan de las posibilidades de continuar administrando los intereses de todos han disminuido tanto, en los últimos 40 años, hasta que la monotonía emética y la defensa obstinada e inadecuada de lo peregrino logró definir la conducta institucional e individual de los loretanos. Todo lo que es tocado por las autoridades de esta región –en contraposición con la leyenda de los alquimistas– se vuelve inservible y perjudicial para la vida integral de la persona y de la naturaleza.

Semejante a la efigie del dolor causado por el furor de la guerra, el flujo y reflujo del petróleo, arruinó las principales fuentes de subsistencia de la mayoría de la población indígena que durante miles de años el bosque le dio bienestar. Entonces, la sustancia del vértigo, de la intemperancia y de la sumisión recaló hasta infundir el desarraigo de lo propio y abrió los poros para que entrase el espíritu de la colonización en la vida del individuo que sobrevive y trabaja la tierra –la práctica hortícola tradicional no ha sido sustituido por otra que provenga de la ciencia agrícola actualmente difundida por institutos especializados– mirando un horizonte difuminado e incierto. Mientras el sudor rezuma por el rostro desvaído de esperanza relacionado con el goce de los derechos fundamentales el mundo industrializado aumenta cada día la demanda de petróleo –se estima que el 2035 la demanda de petróleo alcanzará la cifra de 99,7 millones de barriles diarios– y Loreto ingresa con rapidez al segundo boom petrolero en comparsa con la vorágine ambiental global. El segundo boom petrolero irrumpe el escenario local impregnado de pasivos y cargado de conflictos y compromisos sociales no atendidos por el Estado y empresas petroleras. Y más de mil indígenas que ahora reciben dinero de las petroleras a cambio de una cadencia de  “libre consentimiento” han de reforzar su forma un poco urbana y utilitarista de afrontar el presente y un sinnúmero de valientes que buscan relacionarse con el Estado a partir de la seguridad que brinda la participación de los indígenas en la conducción de programas o proyectos financiados por el canon petrolero –una forma de “PEPISCO” que hubiere de funcionar con eficacia en otras cuencas (Tigre, Pastaza y Marañón) fuertemente azotadas por la actividad petrolera– refuerzan sus alianzas con ONG´s y personalidades que gustan de la belleza del bosque y son refractarios ante el interés de acabar con el estado paria de los pueblos indígenas. Por ejemplo, no está en la agenda el privilegio de la educación y la redistribución del canon petrolero de acuerdo al involucramiento de cada zona y  que habría de gestionarse sin abstraer la urgente necesidad de contar con una fuerte institucionalidad.

La educación superior pública y privada de Loreto es una fábrica de profesionales destinados a dinamizar la economía de mercado conforme ha sido diseñado en los países desarrollados del norte. Los profesionales así formados en el campo de la ingeniería y otras carreras que evolucionan en el campo de la investigación científica no han tenido éxito en su débil intento de adaptar aquellos conocimientos peregrinos –mediante la interpretación de la diversidad y del estudio profundo de la prodigalidad de los conocimientos tradicionales– a la ignota, vernácula, inexorable y misteriosa realidad amazónica. En efecto, la educación superior de Loreto no brindará todavía las capacidades técnicas y científicas necesarias para encontrar el modelo de desarrollo que soñamos sino ha de consumarse en la línea de una estridente y cansina tautología. Pues, el porcentaje que la UNAP recibe del canon petrolero, como ocurre en la mayoría de la administración pública de Loreto, inhibió la inteligencia saludable y trajo consigo una epidemia análoga a la que el maestro Saramago traza en su novela “Ensayo sobre la ceguera”.

El segundo boom petrolero de Loreto dará lugar a una nutrida y dolorosa necrología y echará a correr la banalidad hasta por las arterias más conservadoras, sin embargo, habrá de compensar sus falacias sociales e impactos con el diseño y funcionamiento de una educación superior para la amazonia. En el fuero del movimiento indígena liderado por AIDESEP se tomó muy en serio el proyecto referido a la construcción de las bases para la creación de una universidad indígena basado en la vasta experiencia para una educación intercultural.

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