Sunday, March 17, 2013

La secuela: delincuencia en Iquitos.


Las calles de la ciudad de Iquitos se han convertido en crueles y macabras grietas. Resonancias de funestos cortejos y lapidarios testimonios dan cuenta del padecimiento y dolor de las familias que perdieron a sus seres amados. Es inconcebible  que un proyecto de saneamiento tenga que girar hacia el caos y la muerte, nunca antes una asociación trágica puso en zozobra la convivencia urbana, nunca antes la vida humana quedó subestimada y despreciada por los fastos tortuosos que pulula en la región Loreto. Si los caballos de los conquistadores españoles lograron asustar a los guerreros del imperio incaico y el rescate de Atahualpa culminó en perjurio, conspiración y ejecución, entonces, la irresponsabilidad y desinterés social de los empresarios chinos –aun activos en la cuestionada e inacabable obra del alcantarillado–, demostró la vigencia del atavismo colonial en la idiosincrasia loretana. Las autoridades políticas abrieron la puerta de la ciudad a los caballeros del bodrio y prebendas, las organizaciones representativas se han amilanado por intereses ilegítimos –el Frente Patriótico de Loreto y sus bases han sido sobornadas–. El pueblo casi yerta por el clima del esfuerzo diario de la subsistencia y convencido por los medios de comunicación masiva, no ha vuelvo a ver una vez más el camino despejado.   

La delincuencia común y organizada incrementó sus fatales atracos en el momento álgido de ingobernabilidad que involucra la gestión de los gobiernos locales –San Juan, Punchana y Belén–, provincial y regional. La estrategia de los delincuentes se basó en el aprovechamiento de la inestabilidad política y funcional de los organismos públicos expresado a través de la impunidad de las personas acusados de corrupción, explotación sexual de menores y la predilecta protección que reciben los empresarios chinos ante las denuncias de obreros y vecinos afectados. La delincuencia y la basura esparcidas en la ciudad de Iquitos es un irrebatible indicio de la crisis institucional y moral que inhibe la visión de nuestras autoridades. Los delincuentes comunes y organizados miran a la ciudad en un espejo real donde se ve nítidamente los millonarios negociados de la hacienda pública y –en respuesta de la codicia semejante y propia de pillos, criminales y timadores–, decidieron sacar provecho del terreno licencioso, revuelto y desprotegido: un lugar en la selva rodeado de agua donde se sospecha que el debilitamiento de los sistemas de vigilancia ciudadana y de inteligencia son tendenciosas y responden a un posible blindaje de pactos oscuros en agravio de los derechos fundamentales.

Es increíble que la Policía Nacional y las instituciones correspondientes no puedan encontrar la forma de proteger a los ciudadanos durante un largo periodo de tiempo. Mientras tanto los asaltos a mano armada, extorsiones y robos de viviendas y negocios se han  vuelto demasiado frecuentes y casi perfectos. Si delincuente es aquel de delinque (quebranta la ley), entonces, Iquitos está desbordado de aquellos, se infiere entonces complicidad y la existencia de una cofradía embustera. Podrán calificarme de ecléctico, entonces, trataré de presentar las recomendaciones de algunos vecinos respecto de la seguridad ciudadana en Iquitos:

-  La delincuencia es una secuela. Entonces, las autoridades públicas deben dar ejemplo de comunicaciónhonesta, transparencia, justicia e inclusión, invertir en educación en las familias más pobres de la Región. 

-    La Policía Nacional debe desarrollar un eficiente canal de comunicación con los vecinos a fin de recibir y brindar información necesaria en un marco de alianza necesaria. De este proceso podría salir un brazo de seguridad vecinal para proteger a los ciudadanos en lugares críticos. 

-       Articular con mayor personal y equipamiento la Seguridad Ciudadana de los gobiernos locales con los efectivos de la Policía Nacional. Un brazo de apoyo podría ser ejecutado por agentes civiles que se desplazarían las 24 horas.

-   Establecer límites al expendio de bebidas alcohólicas. La cultura de diversión desenfrenada de los loretanos es caldo y presa de la delincuencia.

-    Registrar cada  vehículo motorizado y a sus conductores, autorizar a los conductores por cada vehículo. Alguien no autorizado no podría conducir un vehículo que no le ha sido asignado. Esta medida ayudará descubrir la identidad de los implicados y actuaría como un disuasorio importante.

-      Crear un sistema de contra inteligencia, para monitorear y vigilar las acciones oficiales de seguridad ciudadana.   

Iquitos vive un grave problema y no es tiempo de vacilar. Es tiempo de movilizar capacidades ante el crepúsculo de la paz social, familiar y personal. Es hora de confrontar la estupidez y la agonía de los valores mediante el ejemplo y práctica diaria. La pobreza no puede complicarse con el castigo de la delincuencia. La delincuencia penetró en lo más íntimo y profundo, que en muy corto tiempo, ahuyentará inversiones y reducirá el impulso del turismo.



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