Tuesday, September 17, 2013

Otro boom petrolero en Loreto.


 “Lo que resulta paradójico es que, mientras que en los foros internacionales sobre cambio climático se habla de la necesidad de reducir urgentemente las emisiones de CO2 para frenar el calentamiento global, en los foros sobre retos energéticos se habla sobre la necesidad de que aparezcan nuevos yacimientos de petróleo para poder cubrir la demanda hasta la aparición de otras fuentes de energía. Ambas necesidades resultan incompatibles entre sí” - Fernando Bullón Miró. Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN).

La demanda de petróleo, gas y biocombustible en el mundo impele a las naciones en la enfática procura de promover el crecimiento de la industria energética. Los estudios coinciden en sostener que la energía renovable no tendrá la capacidad aproximada de atender la demanda de petróleo que alcanzará en el año 2035 la cifra de 99, 7 millones de barriles diarios –actualmente el consumo mundial es de 87,4 millones de barriles diario–, cuyo progreso depende del invariable régimen de vida de la población que goza de mejor condición económica y que inculca a la clase emergente el estilo consumista, esnobista y metropolitano. Los países que compiten la hegemonía y control de las relaciones de poder mundial necesitan financiar distintos proyectos estratégicos (militar, tecnológico, ideológico, humanitario, artístico, académico, generación de empleo, inteligencia y otros similares) y, en efecto, han sido reticentes en la hora de suscribir protocolos internacionales que buscan estándares para reducir las emisiones producidas por la deforestación y la degradación forestal (REDD); pues, las industrias son vitales en este escenario y un pivote del capitalismo que fue diseñado para mantener incólume las dinastías encumbradas sobre los pueblos vulnerables. No quiero presentar al hombre como bueno y malo sino como un habitante que se mueve dentro de un laberinto como la del mitológico rey Minos o como un inmenso diagrama de flujo y reflujo de un sistema.

El Perú, que tiene un déficit de consumo de petróleo de más de 150 mil barriles diarios actuó, en los últimos 40 años de actividad petrolera en Loreto, con celeridad, codicia y falta de responsabilidad; generando graves impactos en los bosques y en la población humana que habitan pródigas tierras de aquella riqueza natural que hubiera ayudado, con el privilegio de su  aprovechamiento, a florecer la milenaria cultura de los pueblos Achuar, Kichwa, Awajún, Urarina y Kukama. Durante este periodo los pueblos indígenas han soltado gritos lastimeros, frémitos contestatarios, proyectos reivindicativos (Pepisco) y propuestas destinadas a ponderar el encuentro de justicia y verdad (Acta Dorisa). La resonancia de los debates, negociaciones y  movilidad por las calles de Iquitos de una indómita multitud de líderes ancestrales del pueblo Achuar, aún suenan vigorosamente en mi conciencia. Las empresas petroleras y el gobierno peruano empezaron hablar de tecnología limpia, reinyección de aguas de producción y descontaminación y, en breve tiempo, bajó el canon petrolero; ¿fue quizá por el alto costo que implica explotar petróleo sin contaminar y con inversión social?
Según varios informes, la empresa petrolera Perenco que opera en la cuenca del río Curaray  y que recientemente encontró petróleo en el lote 95 ubicado en la provincia de Requena (Loreto) se ha convertido en una promisoria empresa que devolverá a Loreto y al Perú la “seguridad energética”. Esta prospección productiva y económica activó el botón de emprendimiento del Estado para reforzar las condiciones legales, sociales y políticas en su afán de librar el camino de los que consideran obstáculos (Ley Consulta Previa, movilización comunitaria).


En un claro momento donde se necesita debatir propuestas y mecanismos orientados a evitar el ensanchamiento de la pobreza perpetrado por la actividad petrolera en Loreto, culmina el día de hoy, en Lima, la Tercera Reunión Regional Tripartita (Gobierno, Empresa y Pueblos Indígenas), con la participación de AIDESEP, COICA, OLADE (Organización Latinoamericana de Energía) y ARPEL (Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y el Caribe); con el objetivo de “Impulsar el diálogo constructivo en relación con las actividades de explotación y explotación de hidrocarburo, a través de la construcción de iniciativas y objetivos comunes, en el ámbito nacional, que estimulen el desarrollo del potencial energético con respeto a los derechos pueblos indígenas”. Con el mismo espíritu, el próximo 20 de septiembre se llevará a cabo en Lima el Foro: Matriz energética sostenible y Petroperú. Loreto, el epicentro de las venturas y desventuras, habría de prepararse para un nuevo boom petrolero.

Friday, September 13, 2013

A FLOR DE AGUA.

Iquitos es una ciudad que está alejándose de la preferencia de los turistas, es hoy una posada con espíritu vanguardista donde brevemente coinciden la mayoría de personas que eligen visitar la selva noreste del Perú, con el fin de lograr una experiencia de ensueño y prospección utilitarista en su relacionamiento con la cultura vigente, con la historia y con la diversidad de especies que habitan áreas protegidas y lugares ignotos del bosque –es observado por su dimensión proveedora de vida saludable y generadora de riqueza supranacional, como una palpitante y elocuente señal de fruición del mítico “dorado”, que bajo su vetusto halo coexiste la imaginación y admiración de quienes huyen de la sofocante atmosfera urbana–; y disponen su tiempo para introducirse en el cuerpo y alma de la amazonía a través de experiencias que emanan, por ejemplo, de contemplar y tomar agua del cauce de pequeñas quebradas que son purificadas por alfombras de arena blanca y pequeñas piedras alisadas por los besos de coloridos pescaditos, y del profuso catarsis que las plantas medicinales procuran (ayahuasca, toé, tabaco, coca, ojé y otros vegetales) logran lecciones sobre la exploración de la conciencia, anulación de reminiscencias hostiles y de la enigmática presentación del futuro en base a duras pruebas de la confianza, fe y valor. Después de consumar los planes en la floresta se encandila el deseo, en cada peregrino, de percibir las virtudes del hermoso, providencial e infalible mundo del arte, literatura, ciencia y otros referentes de las sociedades “civilizadas” y “desarrolladas”; entonces, sedientos de sorber la belleza que el hombre  puede crear como símbolo de su ingenio e inteligencia deciden quedarse, con vigorosa expectativa, en la ciudad de Iquitos –evidentemente como parte de su itinerario–, y encuentran noches que auspician hedonismo, desenfreno y violencia –han sido asaltados muchos de ellos, golpeados y despojados de sus pertenencias en el momento en que las viejas campanas de la iglesia matriz daban las siete de la mañana, y el estridente bullicio de los medios de transporte terrestre engullía los gritos estentóreos de las víctimas–; cuya reprobación popular ha sido expresado también mediante el arte de la pintura, música y escultura esculpida por el talento loretano, como una protesta transversal frente a los problemas que afecta la seguridad y la paz. Los malhechores no han sido capturados, podrían estar ocultados en medio de la basura que se acumula prolongadamente y con breves intervalos en las calles de Iquitos.

Cada vez más los turistas deciden aminorar su tiempo de estadía en la ciudad y retornan a su país o ciudad de origen con agobiantes sinsabores que carcome e inhibe la magia tradicional, la sonrisa de su gente, el aroma de las flores y el honor de una ciudad que tiene como legado una historia impregnada de sangre indígena hoy visible en las casonas que pertenecieron a los varones de caucho –los pueblos indígenas Bora, Ocaina y Murui del río Putumayo que han sido vejados y asesinados con crueldad no han tenido una CVR para definir responsabilidades vinculantes que de paso a la “construcción de políticas de memoria, justicia y reparación en el Perú”–, y de hados y hábitos ominosos que hicieron de la clase dirigente una barbarie de la planificación y conducción del destino del pueblo loretano. Los indicadores de la ausencia de liderazgo son la imposibilidad de resolver el ínfimo problema de la basura, la inseguridad ciudadana, escasa cobertura y calidad de la atención médica en bien de las personas con bajos recursos económicos, disminución de la canasta familiar diaria, falta de un censo y monitoreo efectivo de la situación socio-económica de cada persona a fin de responder oportunamente cada contingencia y, por último, la abstracción en que vive los “bosquesinos” –si la pródiga selva hubiera sufrido alguna grave e irreversible fatalidad, los “bosquesinos” hubieran demandado inmensos paquetes de asistencia al Estado, por entonces, el bosque es el mayor dispensador de bienestar–. Iquitos así lo demuestra ante la mirada de sus pobladores y ante el mundo.
En agosto el presidente Humala anunció el hallazgo de petróleo en el lote 95 (Perenco), quien dijo “fortalecerá el concepto de seguridad energética del Perú”. Ante el inicio de otro periodo de bonanza sin haber cerrado las heridas abiertas que se perpetró en 40 años de irresponsable actividad petrolera en la selva, es muy indispensable revisar nuestra postura como ciudadano, implementar acciones concretas para evitar otro desastre social y ambiental, definir mecanismos que permita una mejor distribución de la riqueza petrolera en los pueblos y comunidades que viven en la zona de influencia (pozo Bretaña). La riqueza de la tierra está destinada a florecer los sueños y felicidad de sus habitantes, que implica la protección de la estructura geológica y de sus vitales componentes.
    

La circunstancia no está para actuar con displicencia ante los riesgos, es tiempo de pensar en el futuro a partir de los antecedentes y emprender una empresa que dé testimonio de la existencia de personas que hicieron de su estancia social un gran deber.