Monday, December 06, 2010

Indígenas amazónicos
y política partidaria.

Desde esta frondosa selva baja de la amazonia (frontera con Colombia); cuyas tierras aguardan, con soltura y nitidez, las proezas y voces heroicas de un pasado que dio origen a una parte de nuestra soberanía nacional y las huellas que aun se pueden ver corresponden a los momentos de duras penurias que hoy el mundo moderno pudo conocer mediante los hechos narrados en El Sueño del Celta. Desde aquí, un lugar remoto, con escasos medios de comunicación directa y auspiciado por las preocupaciones diarias de sus habitantes; sabemos difusamente sobre los fundamentos fácticos e ideológicos que dio origen a la Alianza Para la Alternativa de la Humanidad (APHU) y la presentación de su candidato, el hermano Alberto Pizango, a las elecciones presidenciales del próximo año.
Este acontecimiento honorable que denota el triunfo de la unidad, solidez social y alto grado de interpretación de las realidades del país y del mundo; habría pasado por el asentimiento de toda entidad individual y colectiva que involucra los intereses firmes y emergentes del indigenismo amazónico. Habría superado las formas ancestrales de sucesión de liderazgos o los mecanismos de la vigente democracia participativa (aclamación por unanimidad, voto universal o cualquier otro donde el ciudadano indígena, mayoritariamente, exprese su decisión). Presiento que los vientos, los incesantes caudales de nuestros ríos, la savia de los bosques y los tejidos sociales autóctonos estuvieron dormidos o inadvertidos ante las luces de un histórico momento político resultante de muchos años de esfuerzos compartidos. Pues, es muy breve su connotación surtida en este enjambre rural. Acaso, la cuestionable sutileza de su verdadera transcendencia responde al elemento constructivo de arriba hacia abajo. Entonces, mientras logre involucrar a los de abajo, no hay forma de responder con la misma mirada sino en correlación con las leyes naturales, dinamismo, entusiasmo y lucidez equivalente a la luz del medio día y la entereza de estos pueblos.
La Alianza Para la Alternativa de la Humanidad (APHU) comprende una decorosa y atractiva semántica que denota la aparición de un nuevo paradigma del indigenismo en este siglo donde la ciencia consumó su servicio al mundo industrial; cuyos impactos sobre la tierra es demasiado grave. Pues, la APHU estaría fundamentada en un frondoso cuerpo ideológico y programático basado la construcción de una democracia social – humanista para lograr un país incluyente al servicio del bienestar de las personas y los bienes comunes.
Entonces, el pueblo tomará el estandarte que defiende “la vida y la soberanía y el principio de mandar obedeciendo como única forma de devolver a nuestros pueblos la libre determinación y detener la destrucción de la madre tierra” – Alberto Pizango: 18.11.10 – Mientras las alianzas estarán forjándose como eslabones de acero sobre la base del entendimiento universal, la inteligencia, el conocimiento y el ejercicio de valores necesarios que permita una impronta seguidero y confiable. Consiguientemente, la Alianza Para la Alternativa de la Humanidad (APHU) deberá evidenciar una gran fortaleza técnica y programática. Pues, la improvisación y la inmediatez no corresponderán a ninguno de sus elementos constitutivos si no una incansable y sostenida progresión estructural.
La APHU no es intolerante, autoritario, sectario, clasista, arqueológico, súbdito ni abdicado; sino innovador y visionario, disciplinado e inteligente, libertario, propio, descentralista y honorable labrador de la grandeza humana. Entonces “se podrá reestructurar las relaciones sociales de los peruanos con valores morales: reciprocidad, cooperación, solidaridad y democracia directa” – Alberto Pizango: 18.11.10 –
Esta forma descriptiva transpone el sueño y la esperanza del individuo hacia un realismo social muchas veces adverso al indigenismo amazónico: la élite democrática heredera de la república aristocrática civilista y sucesivos regímenes. También, hay algunas pero duras colisiones entre los organismos del indigenismo nacional. Sin embargo, esta latente apertura política evidencia una virtuosa transición organizativa, mental y la marcha triunfal del bienestar común.
Quizás pude construir en el imaginario una gran montaña y un pueblo saludable que pregonan tertulias sobre cómo se salvó a la humanidad. Es oportuno parafrasear “ H.G. Wells – The Time Machine – en el que el hombre viaja al futuro y regresa de el con una rosa en la mano, como prenda de su aventura; esta anómala rosa aún no nacida exaltaba la imaginación de Borges como paradigma del objeto fantástico” – Cartas a un novelista; Mario Vargas Llosa.
Somos hijos de la madre tierra y debemos partir y retornar a ella.


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