Wednesday, April 25, 2012

Premoniciones y expectativas sobre el bosque.
El proceso de recuperación y vigencia del legado cultural del pueblo murui, que viene desarrollando la Asociación Curuinsi, cada vez avanza hacia un escenario donde la realidad coexiste y copula con las ánimas del bosque. Nace del misterioso encuentro concretas nociones sobre el futuro de la amazonia, haciendo catarsis con la mente y espíritu de quienes procuran descifrar distintos códigos encontrados en los mitos, discursos, canciones y conjuros. Estos secretos ha sido inspirado por moo buinaima (padre creador) en la parte final de la creación del mundo. Son enigmáticas claves de acceso hacia un canasto de soluciones prácticas de problemas que golpean la esperanza y la continuidad de la vida; como la catástrofe socio ambiental que hunde al mundo actual.
Esta vez, haré la presentación de una Síntesis de la narrativa monilla amena (árbol de la alimentación). No había un solo miembro de la sociedad murui que desconocía este legendario relato de nuestra tradición oral. Al final, se tratará de explicar los mensajes que guardan.
En tiempos muy antiguos el hombre no tenía asegurado su alimentación. Comían tallos, raíces y hojas de árboles; vivían muy lejos de la alegría y la satisfacción plena. En medio de esos tiempos difíciles la hija de un gran sabio quedó embarazada, ocultamente, del hijo de la yuca. Los padres de la hija mataron al progenitor al encontrarlo dentro de un hoyo proveniente de las entrañas de la tierra que salía, precisamente, debajo del asiento de la mujer núbil. Mediante sueños le decía, el progenitor – la criatura en gestación tendrá que nacer en la cabecera de una quebrada y deberá ser colocada dentro de una ollita de barro, en total discreción. Después de tres días volverás al lugar y encontrarás un gran árbol. Retira sus raíces (yuca), amásalo, ásalo y aliméntate.  No brindes  a tus padres que ellos fueron malos conmigo –. La mujer cumplió con las recomendaciones. Comía algo muy agradable a escondidas durante algún tiempo, cuyo aroma causaba mucha inquietud en la sociedad. Un día, el padre, se fijó en el carguío de las hormigas llevando algo sugerente de color blanco; comprobó su buen sabor y rastreó a las hormigas conduciéndolo hasta la estancia de su hija. Pues, mientras ella comía caían al suelo pequeñas fracciones  que transportaban las hormigas; sin reserva.
Su padre exigió reciprocidad y liberalidad. La hija mantenía una gran firmeza y lealtad hasta que manifestó el árbol (monilla amena). Descubrieron, demás de sus raíces (yuca), abundante variedad de frutas en sus ramas. Bajo el árbol grueso y profuso de alimentos guardaban esperanzas y desventuras miles de personas y animales de aquel entonces. Había muchos intentos de tala hasta que al fin lograron. Al caer el agua se hizo abundante hasta cubrir la totalidad del árbol. La hija siendo madre de monilla amena quedó con las variedades que hoy dispone el pueblo murui y otras generosidades similares quedaron bajo el agua”.
Entonces, la escases de alimentos ha sido salvado por una mujer y su relación con un ser  que encarna a los árboles. El árbol de la abundancia fue tumbado con la participación descontrolada de todos. El árbol caído repartió alimento para los vivientes de la tierra y del agua. La alimentación está asociada al árbol. Se acaba los árboles y se acabará el alimento. Sin embargo, habrá alimento en el agua. Se acaba el agua se acabará la última despensa de alimentos.

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