Estimo que el 1% de agua
disponible es apta para el consumo humano en Loreto después de 40 años de
actividad petrolera. Se explica con los siguientes indicadores: no son
saludables las aguas de los ríos Napo, Morona, Pastaza, Corrientes, Tigre, Marañón,
Huallaga, Ucayali, Curaray y Amazonas. Según informes fehacientemente
documentados con estudios, imágenes y testimonios de la población afectada,
estos ríos recibieron petróleo vertido directamente o por ausencia de seguridad
en las actividades de transporte terrestre y fluvial. La remediación de las
fuentes son promesas regularmente cumplidas en el río Corrientes y totalmente
negadas en las demás cuencas hidrográficas, cuya irresponsabilidad de las
instituciones públicas encargadas de monitorear la calidad del agua y
fiscalizar el desempeño funcional y contractual de las partes involucradas nunca
han sido sancionadas ejemplarmente sino apañados vil y vergonzosamente. Las
demás historias sobre las desventuras económicas y jurídicas vinculados al
régimen extractivista son muy conocidas y forman parte de la decepción de los
empobrecidos, y ayudaron a crear el paradigma de la desconfianza verdadera.
Sé que las aguas del río Algodón,
Yaguas, Putumayo y Nanay se pueden tomar directamente tal como hicieron
nuestros antepasados en la otrora plenitud del bosque. Cuyo legendario servicio
a la humanidad y diversidad biológica es único y extiende su bondad ayudando a
permanecer en la visión de lograr una nueva forma de sostener la evolución de
la vida y la reproducción de las culturas amazónicas.
Gran parte de la población del
Loreto y del mundo sabe que el agua es un bien cada vez más escaso. Saben que se
están gestando proyectos supranacionales para controlar las fuentes de agua
dulce y que su tenencia en buen estado constituye la base no negociable de la
vida de los pueblos y comunidades. Conocen su importancia diaria y futura,
experimentaron muertes y enfermedades sufridas a causa de la contaminación
química del agua. El agua dulce y limpia se ha convertido en el elixir y la
piedra angular de la civilización humana. Sin embargo, no hay deceso ni
moratoria de la polución inevitable e inherente a la dinámica industrial. Las
cumbres mundiales sobre el cambio climático y sus protocolos evidencian
mecanismos compensatorios y no buscan la transformación de la matriz. En
consecuencia, los pueblos disponen frente al peligro claro e inminente un
recurso que nació junto con la democracia: la movilización de fuerzas sociales
y el endurecimiento de las protestas más allá de la vida como última
alternativa de salvación; tal como ocurre en Cajamarca.
Tratando de enfocar, el cuidado
del agua del río Nanay es eminentemente vital como cuidar el buen flujo y
reflujo de la sangre dentro del cuerpo humano. Decía un amigo que nació y vivió
más de medio siglo en el Nanay “el río Nanay es la vena mayor de la
población del lugar y de la ciudad de Iquitos, es una fuente irreemplazable”.
Esta metáfora se construye desde la sabiduría popular y la capacidad de mirar
el futuro desarrollándose sobre una fuente de agua dulce autónoma y corregible.
Las empresas petroleras deben
saber que el paradigma de la desconfianza verdadera solamente podrá desaparecer
con 40 años de actividad petrolera ‘amigable con el medio ambiente’, la cultura
y las expectativas de los pueblos directamente involucrados. Plazo suficiente
para demostrar lo que se dice de la ‘tecnología de punta’ aplicable a los
hidrocarburos y tiempo necesario para trabajar para la recuperación de los
daños ocasionados.