Los
hermanos Darwin y Elmer Rodríguez, viven en la Comunidad de Brillo Nuevo, Río
Ampiyacu, Distrito de Pevas y son del pueblo Bora. La herencia cultural de sus
padres ha sido la única y profusa compañía que asintió en ellosla singular
vocación del arte de la pintura.La eclosión de una cualidad con capacidades de
manifestar la admiración de los símbolos y matices de la cultura Bora, ha ido
creciendo en la infalibilidad de la disciplina autodidacta y el empeño
meticuloso de la observación. Pues, junto a sus padres aprendieron a cazar,
pescar, cultivar la tierra, interpretar el motivo de las fiestas tradicionales
y el alcance de los rituales. Legaron de sus padres el origen de loselementos
decorativos (diseños antropomorfos, grafías, glifos, líneas y colores) y
suinterpretación en cada situación material e espiritual. Juntos habían oteado
la representación implícita e histórica de la diversidad de esculpidos en
madera y abrieron las puertas del arcano y maravilloso mundo de los tejidos y
la cerámica. Y, a través del ojo de las plantas mágicas (ayahuasca y toé) han
logrado explorar la morada de las ánimas que custodian la esencia que tiene
correspondencia con lo providencial y místico.
Darwin y Elmer pintan sobre llanchama(corteza de ojé debidamentepreparado
con profusa pulcritud y reverencia), utilizan colores creados y colores naturales
derivados de hojas, frutos, cortezas y mucilagos. En sus obras se puede ver la
representación de la tradición oral (cuentos, historias, experiencias diarias e
históricas, mensajes implícitos en canciones y discursos sagrados, oraciones,
danzas, rituales); la costumbre material en la temática de los pintores es muy
selectiva, es relevante en sus obras el aspecto dual y la grafía del manguaré,
el cielo de la maloka seexpresa como un hermoso dosel de hojas de irapay tejidos
en correspondencia con la forma de especies relacionados con los mitos de la
creación, hechos funestos, sacrílegos o benevolentes, por ejemplo,las figuras
totémicasde la boa y el lagarto – protectores de las criaturas del agua según
la cosmovisión Bora, Murui y Ocaina – enriquecen las obras que atañe al antiguo
mundo de álgidas manifestaciones espirituales.
Las obras de Darwin y Elmer se
exhiben, actualmente,en la Maloka de la Asociación Curuinsi (Iquitos). En su
obra “La Fiesta de la Huangana”,
Elmer busca explicar un mito asociado con el peligro que los animales enfrentan
y muchas veces sucumben, con ingenuidad y osadía, a la voracidad humana; el
fondo de la narrativa oral vislumbra la metamorfosis en persona de un hatajo de
huanganaspara participar enla
celebración de la fiesta del Lladiko (fiesta
de la boa) y se han mimetizado en las características culturales de un
reconocido clan para cantar, danzar y recibir alimentos. Estuvieron
entreverados en el gentío hasta que fueron descubiertos y al advertir se han
reconvertido para huir de una cacería implacable, la mayoría han ido a
enaltecer el excitativo ahumadero;siendo
extensa esta historia está representando con integridad y lucidez la
trama y el trasfondo espiritual y cosmográfico. Con una leve explicación y la
complementariedad visual del cuadro se percibe un realismo que fluye solamente
cuando la narrativa es ininterrumpida, directay de la propia voz de los
ancianos. La obra “Hija de la boa” de
Darwintiene una cualidad equivalente a la evolución de su vocación por el arte
de la pintura, crece y despunta con arraigo étnico y técnicas
convencionales.
Hace menos de una semana Darwin y
Elmer estuvieron en Iquitos. Conversamos sobre sus proyectos y sus inquietudesarmonizados
con la juventud de sus ideas y sus expectativas que colisionan conla miopía y
monopolio que procuran sobre el arte indigenista.El mundo cultural de Loreto se
ha convertido en un séquito del utilitarismoque deviene de las demandas
inmediatas del turismo, en contradicción con el sueño convergente en una
identidad regional respetuosamente intercultural y libertaria de atavismos
coloniales y prejuicios urbanos. Pues, hay jóvenes indígenas con profusa
vocación por el arte de la pintura, ellos como Darwin y Elmer deben romper el
cascarón,contemplar el mundo y aprender a caminar con autonomía y estoicismo. El
Instituto Nacional de Cultura– Loreto, hizo algunos esfuerzos en la promoción
de exposiciones deobras de artistas indígenas; pero, los pintores emergentes
que emiten haces de luz desde el futuro bosquesino no han sido tomados en
cuenta. Algo extraordinario había revelado Darwin: “Encontré el azul, hice realidad el sueñodel finado Víctor Churay, encontré el color azul en la hoja de un
arbusto que había visionado”. El color azul es el color de los espíritus, y
a partir de hoy hará brillar las obras de los hermanos.
Una mirada “inclusiva” y ética de
los promotores de la cultura amazónica sería saludable y promisoria, todo se ha
construido y se construye desde abajo.