“El amanecer de la palabra”
Con la finalidad de lograr el
afianzamiento de la cultura étnica en el marco de la iniciativa que la
Asociación Curuinsi viene desarrollando con el apoyo del Gobierno Regional, Red
Ambiental Loretana, Instituto de
Investigación de la Amazonía Peruana (IIAP) y Radio La Voz de la Selva, en los
últimos dos años, se ha conseguido revitalizar y practicar conocimientos
tradicionales de los pueblos indígenas murui, ocaina y bora del Perú –cuyo legado
ha sido gravemente trastocado por el régimen inhumano perpetrado en la época
del caucho en el Putumayo–; a partir de la participación de sabedores ancestrales
provenientes de las cuencas del Putumayo, Ampiyacu y Napo –la mayoría de los
sabedores ancestrales son ancianos y que en el decurso de la “modernidad” han
sido impelidos a la soledad y a la diáspora exorbitante de sus tradiciones y
seguidores, habiéndose resistido muchos de ellos con la fuerza inmortal del
espíritu infundido por los antepasados y
han permanecido vigentes a través de sus cantos, cosechas, rituales y concejos;
y unos pocos no han remontado la nimiedad de la intemperancia del alcohol
introducido, inicialmente, por los misioneros para doblegar la pertinacia de su
propia fe e inocular el fervor religioso de las “reducciones”–, con la
expectativa de ampliar la presencia de sabedores de otros pueblos originarios.
En la “Maloka del Aprendizaje y
Encuentro Intercultural”, construido el año 2011 aplicando la arquitectura
tradicional del pueblo murui, se han establecido metodologías y procedimientos
de estudio y reflexión de los saberes ancestrales dirigidos a concretar su
revitalización y escrutar con el imaginario el vasto conocimiento étnico que
fue apilado por investigadores y recopiladores en los museos y bibliotecas en
distintas partes del mundo. Riquísimos conocimientos hoy adormilados habrían de
recalar en la necesidad intercultural de estos tiempos y conectarse con el
efluvio de la palabra que cada noche los sabedores reproducen en la maloka de
la Asociación Curuinsi; y la persistencia de los jóvenes interesados en su
aprendizaje encuentren en su esencia el contenido puro ausente aun en sus
propósitos.
Los sabedores son la expresión
milenaria de la vocación de enseñar y guiar por el camino de la sabiduría que
atañe la comprensión material e inmaterial de la naturaleza –se constituyen en
el interior de un pequeño universo que se comunica con honestidad y
responsabilidad con otros universos (agua, aire, bosque, tierra, fuego,
especies) y procuran el reino de la armonía y fecundidad al servicio del todo–,
mediante el ejercicio de las principales virtudes que se sostiene en la buena
conducta y en el cumplimiento de un catálogo de dietas (abstinencia moderado de los hábitos que
tienden a una nociva deformación). Los sabedores y sus discípulos –jóvenes de
la etnia murui, bora, kichwa, ocaina, awajún y shawi forman parte ya del
círculo del mambeadero y gravitan en
relación a la admiración de los saberes que allí van amaneciendo–, encuentran
en el cumplimiento de los deberes connaturales una forma de catarsis
reivindicativa y afianzamiento con el nivel más profundo de la vida
comunitaria, observando e interpretando cada gesto y haciendo duradera, en su
conciencia, el huerto del bienestar. Cada ángulo del interior de la Maloka está
siendo ocupado por una pequeña comunidad de enseñanza y aprendizaje, y el
hálito de la coca y el tabaco envuelven y protegen en espiral en calidad de un
verdadero maestro.
El 9 de agosto del 2013, la
Asociación Curuinsi, en cumplimiento con el legado de nuestros antepasados
tiene previsto hacer amanecer la palabra, que implica la presentación de los
resultados obtenidos durante el periodo de revitalización cultural; en efecto,
también se ha de reciprocar mediante la fiesta tradicional “okïe” –fiesta que
se realiza con el fin de compartir los frutos del esfuerzo, agradecer a la
madre tierra y mejorar las relaciones sociales con el derredor material e
inmaterial–. Según la tradición oral de los pueblos murui, ocaina y bora “la
palabra tiene que amanecer”; es decir, la reproducción oral de los saberes
ancestrales se debe manifestar en la expresión fértil de la tierra, en la
cosecha de los cultivos, la virtud de sus habitantes y la armoniosa relación
con el bosque. Se presentará, además, lo que se ha hendido y creado en el
corazón de dos piezas de madera dura para dar vida a las percusiones del
manguaré.