Opinión desde el Putumayo
Presuntuosa extravagancia de un presidente.
Los históricos intereses contrapuestos entre pobres y ricos, capitalistas y socialistas, productores y consumidores han sido y siguen siendo motivos de interminables acontecimientos adversos al bienestar común. El mundo ha sido y sigue siendo flagelado por la afectación de los conflictos de intereses. Cada individuo o grupo humano defiende su espacio social, económico, ideológico y cultural.
En el Perú, el efecto de las colisiones de intereses engendró genocidios, terrorismo, estigmas, intolerancia, discriminación y el empobrecimiento de las sociedades vinculadas intrínsecamente a la tierra. Y las movilizaciones y convulsiones políticas han concedido “cambios progresivos” en la sociedad nacional; haciéndose vigente la “dialéctica helegiana” en una historia conexa a las confrontaciones sociales. Es así, que surgió el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación mediante el cual se plantea recomendaciones infalibles para el curso de una democracia solidaria para un desarrollo solidario; surgieron las propuestas de los pueblos autóctonos sobre el respeto a los derechos colectivos y protección de la tierra; se dieron encíclicas invocando la solidaridad hacia los minorías sociales y poblaciones vulnerables; se han movilizado ideas y fortalecido organizaciones que propugnan las bases para el desarrollo de “un mundo mejor”; se empieza a privilegiar la independencia del intelecto y la formación del criterio en las universidades; se plantea políticas de gobierno menos dogmáticas.
No obstante, las instituciones políticas del Perú son herederas y arrastran sin temor las voces del feudalismo y la esclavitud inherente; y contienen, en su esencia, resonancias del despotismo malvado; así como la avidez del capitalismo y la fibra desdeñosa de la aristocracia peruana conforme a su trivial esnobismo. En efecto, el gobierno actual, expresó recientemente su verdadera visión sobre el futuro de la Amazonía y demostró los viejos colmillos fabricadas por transnacionales interesados en las riquezas de los bosques tropicales de esta parte de Sudamérica. Demostró, también, la histórica minimización de los pueblos indígenas y comunidades humanas que contribuyen, desde la amazonía misma, al bienestar de las poblaciones del país y del planeta. Y equivalen las decisiones oficiales del presidente Alan García, sobre la “Ley de la Selva”, a una presuntuosa extravagancia sobre la diversidad cultural y biológica del país y exigua mirada geoestratégica en relación con los desafíos de la globalización y con los factores de dominación que se mueven en la esfera.
Es inadmisible, en la actualidad, la tolerancia ante cualquier acto individual o colectivo que ponga en grave riesgo el bienestar de nuestros compatriotas a cambio del bienestar de los ciudadanos de otros países. Ante esto, los pueblos indígenas pusieron de manifiesto su capacidad visionaria y aleccionadora para salvar el curso normal del progreso histórico de la amazonía peruana con su bosque y su milenario pueblo; ante una irrupción política extemporánea y patética.
Si la omisión de los mecanismos democráticos para lograr el consenso comprueba la búsqueda de la “modernidad de la amazonía peruana”; entonces, el cumplimiento del marco legal del país supone una modorra?. Este acontecimiento denota la presuntuosa extravagancia de un presidente que se ha desdibujado entre la aurora y el esplendor de las mentes libres y honestas del Perú multicultural. Entonces; quedará en el lado sombrío de nuestra memoria aquella sinuosa retórica: “las comunidades indígenas amazónicas permanecerán un siglo mas en el atraso y la miseria”.
El gobierno peruano siempre ha sido atraído por las bondades del “modernismo”. Piensan que el país deberá ser como España, Inglaterra, Francia, EE.UU.; Mientras se pierde el tiempo en planes sesgados de inmediatez. Por ejemplo; se invierte más en programas sociales paliativos y no en planes educativos sostenidos y coherentes a la realidad del País. Se implementan planes para la subasta de los sectores estratégicos que cualquier país del mundo nunca lo haría. Se excluye a los pueblos indígenas y comunidades y se centraliza la distribución de riqueza.
Sin embargo; no quiero decir que estamos del todo mal; pero es necesario encontrar el equilibro de los dispersos intereses que inhibe en bienestar de los peruanos; que significa la transición del odio a la reconciliación; de la exclusión a la inclusión social; de la intolerancia a la tolerancia ideológica, cultural, económica, religiosa; del desarrollo egoísta al desarrollo solidario. Así, no habrá graves errores políticos ni patologías unilaterales (extorsión, soberbia y prepotencias personales) que hoy por hoy afecta la presentación del Estado peruano ante la mayoría de sus habitantes.
“La propiedad privada de la tierra no tiene justificación, a no ser históricamente por la fuerza de la espada”.
“He vivido en busca de una visión, tanto personal como social. Personal: cuidar lo que es noble, lo que es bello, lo que es amable; permitir momentos de intuición para entregar sabiduría en los tiempos más mundanos. Social: ver en la imaginación la sociedad que debe ser creada, donde los individuos crecen libremente, y donde el odio y la codicia y la envidia mueren porque no hay nada que los sustente. Estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, me han dado fortaleza”.
Bertrand Russell
Jorge Pérez Rubio
http://irapay.blogspot.com