Entrañas
Aquellas razonadas copulaciones diacrónicas
Caídas sobre los bosques, simplemente,
Exaltó su armonía
Y enalteció su inmortal aroma:
Aguas dulces y vientos apacibles
Se aparta del hombre
Y emerge en su hálito enflaquecido
La ternura del ocaso.
Voces subyacentes renacen
Y voces vivas
Confluye en la esperanza de los pueblos:
El saber del indio
Y las disciplinas realmente humanas.
Caminos hundidos en el tiempo
Conducen sueños,
Aflicciones y nostalgias:
Y agazapa el individuo de los
Brazos emergentes de la tierra.
Las flores y sus perfumes
La luna y las gotas de rocío
Coexiste en parentesco con la eternidad,
Eximio de perdigones hostiles;
Como la sonrisa
Y las finas obras de Dios.
Tanta sangre humana derramada
Sobre el polvo
Germinará a un nuevo hombre:
Enemigo de la guerra
Y de los fervores extáticos.
Así,
Vuelven los cantares y los sueños a cantar;
Y los ríos de la vida se defienden…
Jorge Pérez
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