El Programa Beca 18 tiene un
enfoque general de la pobreza en el país. Los pueblos indígenas son incluidos
en el Programa sin el reconocimiento de los derechos que establece el Convenio
169 de la OIT. La enseñanza que recibe la comunidad escolar en los pueblos
indígenas es equivalente a los problemas que causan el ausentismo de maestros
en las escuelas bosquesinas, el incumplimiento práctico del plan de estudios y la
escasez de la calidad pedagógica por falta de materiales y dedicación de los
maestros. Las consecuencias de una incompleta e insustancial educación
bosquesina no son comparables con el nivel de enseñanza que recibe la comunidad
escolar de los centros poblados urbanos - marginales.
El problema mayor que atañe a la
educación de los pueblos indígenas es la carencia de idoneidad del enfoque
socio – cultural aplicado, mediante un sedentario currículo, al todavía ignoto
mundo de los saberes y valores ancestrales. El sistema educativo vigente en las
escuelas bosquesinas es un pivote del régimen capitalista y deteriora, con
vehemente seducción e imperativo método científico, la base de los conocimientos
tradicionales que constituye la única fuente de sostenimiento duradero y
autónomo de los pueblos indígenas.
En los requisitos de postulación
se considera, explícitamente, como beneficiarios del Programa Beca 18 a los Jóvenes
de comunidades andinas, amazónicas, afroperuanas y de frontera; empero, su
aplicación es homogénea, y la validación de la situación socioeconómica de los
postulantes denota indiferencia e inaceptable ignorancia respecto de las
antiguas y recientes estadísticas que prueba la situación de pobreza de los pueblos
indígenas. Los promedios escolar exigidos, 14
para la universidad y 13 para institutos, excluye en seco el deseo de
superación de jóvenes que habitan comunidades bosquesinas y –varios jóvenes que
han concluido secundaria en colegios que junto a los tributarios escriben su
propia odisea y construyen el interminable puente de ansiado intercambio
cultural con la tierra urbana y urbano marginal, aun no han perdido la esperanza
de encontrar un punto de apoyo para el florecimiento de extraordinarias y
autóctonas capacidades–, constituye una
reivindicativa oportunidad para los “jóvenes con alto rendimiento académico en
situación de pobreza y/o pobreza extrema” que viven en capitales de los
distritos de la región Loreto y cinturones de las principales ciudades.
El techo de la edad de los
postulantes discrimina endémicas realidades: Jóvenes mayores de 22 años, a
excepción de la modalidad especial, que desde temprana edad arrostraron con
empeñosa laboriosidad las dificultades generados por la inestabilidad o
desintegración familiar, problemas económicos u otras cuestiones relacionadas
con los impactos de la indiferencia social, así tuvieron que trabajar y
estudiar hasta concluir la secundaria. Son estos compatriotas representantes de
una generación estoica y disciplinada que no han dejado de soñar en un estatus
profesional para crear y liderar nuevos procesos que han logrado conocer desde
adentro, y florece aquella legendaria búsqueda con la brisa de la esperanza
proveniente del halo que la pródiga economía nacional oferta.
Estos antecedentes evidencia la
preeminencia del enfoque urbano y mercantilista sobre la realidad multicultural
del país. Las decisiones gubernamentales padecen del atavismo de las
reducciones, no creíble ni aceptable ante la luz del progresivo juicio común.
Entonces, corresponde propender hacia la escritura de otro capítulo que
armonice las oportunidades y política de Estado con las condiciones socioeconómicas
y antropológicas de los pueblos bosquesinos. No se busca exenciones frívolas ni
lastimeros miramientos sino clarificar el camino virginal que el Estado no
puede ver con su lente anquilosada, y aliviar el hacinamiento que la anomia
encausa en agravio del espíritu colectivo y de la frondosa expectativa de las
personas que tiene las facultades y condiciones humadas de postular al Programa
Beca 18.
Actualmente, el reclamo conjunto
de los jóvenes Murui, Maijuna, Awajún, Kichwa, Shawi, Bora y otros están
encaminados hacia el MIDIS; ellos, tuvieron que venir desde sus comunidades a
la ciudad de Iquitos para postular a Beca 18. No han logrado pasar el parapeto
de los requisitos, y esperan otra oportunidad.
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