No será posible acabar con la protección indígena del bosque amazónico sin matar o sobornar a sus dirigentes. Esta sentencia contextual y macabra es muy bien conocido y aplicado por las organizaciones formales, también por el crimen organizado de los rubros de la explotación de los recursos naturales y tenencia de tierra. El tiempo así lo ha demostrado desde la época del caucho (1885 – 1915) hasta la vigente y descontrolada proliferación de la demanda de los productos maderables, minería aluvial, monocultivos y cultivos ilícitos. En 30 años que duró el auge de la goma de shiringa murieron más de 60 mil indígenas y en los últimos 10 años fueron asesinados 25 lideres defensores del territorio ancestral (08 de Ucayali, 06 de Junín, 01 de San Martin, 02 de Madre de Dios, 01 Loreto, 04 de Huánuco, 01 de Amazonas, 02 de Pasco. Fuente: SAAT/CIPTA/AIDESEP).
Luz Mery Añez, lideresa Yine de la comunidad Nueva Oceanía, ubicado en la
zona alta del río Tahuamanu en Madre de Dios, narró de un hecho siniestro
sucedido en este lugar. Entonces, los habitantes de esta comunidad habían
viajado aguas abajo para celebrar el aniversario del Distrito el 7 de junio del
año 2012. Discurría en paz los días deshabitado en la comunidad hasta que fue
socavado por el incendio de 18 viviendas, la totalidad de los hogares y
pertenencias de los humildes pobladores indígenas fueron convertido en ceniza. Nunca
podría haber sido un hecho natural, las casas estaban separadas entre 30 metros y
hasta más, no había ninguna posibilidad de que el fuego se expanda de un inmueble
a otro. No muy tarde se dio con la
verdad. La empresa maderera Canales Tahuamanu – Catahua SAC habría urdido el desalmado
y miserable percance. En consecuencia, el objetivo de escarmentar y arrodillar a
la comunidad frente a la disputa de posesión ancestral del vasto territorio ha
sido un fiasco. La concesión forestal de la empresa es reciente y se superpone
al territorio originario del pueblo Yine y de los Mashco Piro, este último está
todavía en situación de aislamiento voluntario. Si la razón y la verdad está de
lado de Oceanía no es suficiente para que puedan vivir tranquilos, esta concesionaria
seguirá lanzando dardos incendiarios, amenazando de muerte a sus líderes y acosándolos
legalmente, hasta lograr eliminar este parapeto humano que impide el ingreso a
los ricos territorios que habitan los Mashco Piro, aguas arriba del Tahuamanu.
El espíritu criminal y maquiavélico de Catahua SAC es análoga a las de
otras firmas que utilizan el poder económico para salir libre de fundamentadas
incriminaciones. Corrompen autoridades, dirigentes gremiales, líderes de
opinión para allanar el terreno del saqueo, para legislar y sentenciar a favor
de intereses que muchas veces causan la muerte y ponen en serio peligro la vida
humana, la biodiversidad, la fuente de agua limpia y eleva la temperatura de
los conflictos sociales.
Oceanía es un uno de los tantos casos que pone de manifiesto la intención
descubierta y encubierta de acabar con la protección indígena del bosque. Sin
embargo, los pueblos indígenas amazónicos no están dispuestos a ceder ante el
dolor y la muerte sino robustecer el control del territorio proveedora de vida,
cultura propia y bienestar sostenible
para nosotros y el mundo.
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