Úukúusóo: Fiesta de la abundancia.
Pródiga iniciativa tuvo Irene Vásquez Pinedo, lideresa de la Federación de Mujeres Indígenas Artesanas, para realizar la fiesta Úukúusóo de origen Bora; con la finalidad de reconstruir y hacer amanecer la palabra de la abundancia, reciprocidad, gratitud al padre creador de la tierra que sostiene la vida de los pueblos. Úukúusóo celebra y pide al padre creador (Píívyéj+ Niimúhe) la abundancia de alimentos para su pueblo.
Úukúusóo inició a partir de las dos la tarde del día sábado 31 de diciembre del año 2011 en la “Maloca del Aprendizaje y Encuentro Intercultural” de la Asociación Curuinsi. En la noche anterior, mediante una ceremonia tradicional, el sabio ancestral de la Asociación Curuinsi entregó la dirección temporal de la Maloca al dueño de la fiesta (rafue nama) Úukúusóo. Esta breve transición de poder y decisión simboliza la responsabilidad del dueño de la fiesta sobre su conducción y resultados en el plano material y espiritual.
Casi al medio día llegó la visita previa de la primera delegación del pueblo Bora liderado por el prof. Gerardo del Águila Miveco (Íjkú Nuukúmu). Cuya finalidad era constatar la actuación de la fiesta y comunicar su asistencia. “Un pequeño pez de quebrada había reservado una semilla del pijuayo en tiempo de escasez, igual, la Asociación Curuinsi hará germinar aquella semilla de la sabiduría ancestral en estos tiempos de acelerada aculturación” - Dijo Gerardo del Águila.
Siendo las cuatro de la tarde llegó la primera delegación Bora, tal como han confirmado, trajeron consigo pescado, carne de animales de monte y frutas atado en el extremo superior de un madero que se movía sobre el hombro de una docena de varones y mujeres. Llegaron cantando y organizados en columna ingresaron a la Maloca. Mientras danzaban entregaban, al dueño de la fiesta, cada género o especies alimenticias traídas; en reciprocidad, recibían casabe, maní, cahuana y otros alimentos preparados por el dueño de la fiesta (rafue nama).
Al final de la tarde llegó la comitiva del pueblo Murui encabezado por el sabio Mariano Arévalo de la Comunidad de Picuro Yacu. Cada miembro (hombre y mujer) trajeron frutas y pescado contenidos en capillejo (envase elaborado con hoja de ungurahui) asignado en la espalda de la alegría entrañable. Mientras cantaban y danzaban el dueño de la fiesta recibía los géneros con virtuosa correspondencia.
El intercambio, durante las fiestas tradicionales, representa la soberana relación entre el individuo y la naturaleza fuente de vida. La uniformidad de las decoraciones, tejidos, pintura sobre el rostro y la prosa ceremonial reconstruye y celebra la memoria de la palabra de la creación. Que en la conciencia de los asistentes alumbró un fragmento de la belleza, proezas y misterio del prominente pasado.
Úukúusóo había iniciado en su plenitud. Cada grupo cantaba y danzaba en triunfal alternancia; con intervalos nutridos de reencuentros agradables con familiares, parientes y amigos de una generación con escasos ancianos originarios. Había nacido un pequeño mundo de confluencias entre sabedores, ancianos, adultos, jóvenes y niños descendientes del pueblo Bora y Murui. Recordaron historias y mitos inherentes a la autoridad del Úukúusóo.
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